Romansito, el poeta popular que será tu nuevo cantante favorito

Con influencias que van desde Cosculluela a Manolo Alfaro, pasando por Justin Bieber, la música de Benjamín Salazar aka Romansito habla de calle. Pero desde el lado del estudiante enamorado que va en micro a clases, los trabajadores que se levantan a las 5 para ir a la construcción y la gente que trabaja en la feria. “Eso también es calle”, dice.

Sucedió al final de una temporada de la liga de Fútbol Jóven de Chile. El mediocampista Benjamín Salazar, de buen cometido pero con mucha tendencia a la lesión, fue relegado del equipo de Palestino, terminando así su incipiente carrera en el fútbol profesional.

“Era muy alto, entonces tuve muchos problemas en las rodillas”, contó en una entrevista en el espacio La Junta+. Ese traspié marcaría la vida de Salazar, actualmente más conocido por su nombre artístico de Romansito.

“Primero me iba a poner Benjamín, pero después vi que había otro artista que se había puesto así de nombre artístico”, dijo en ese mismo espacio. Entonces volvió a su cabeza el fanatismo futbolero y optó por homenajear a quien en sus palabras es “el mejor de todos”.

Se refiere a Juan Román Riquelme, ex jugador símbolo de Boca Juniors y actualmente vicepresidente del club argentino. “Era la época del Lil y del Young, y hueás así en inglés pero pero yo quería algo en español y así nación Joven Román y después Romansito”.

La sensibilidad musical de Benjamín había despertado bastante antes. En el podcast Microtráfico relató la mixtura de primeras influencias que forjaron el estilo que hoy día lo tienen destacando entre las propuestas más innovadoras de la escena.

“Cosculluela es el artista que marcó mi infancia. Cuando era chico me juntaba con gente más grande y ellos escuchaban este reggaeton más duro, más calle, alejado de lo que en ese tiempo era lo comercial. Esto era el 2009 o 2010, cuando el reggaeton empezó a hacerse pop, aparecieron estas respuestas como Kendo Caponi o Ñengo Flow. En el fondo eran artistas que igual cantaban sobre pistolas y putas pero estéticamente había una mayor conexión. Yo vivía en un lugar parecido al de sus videos, me vestía parecido. Eso te conecta con un artista, con Daddy Yankee eso no me pasaba, pero con Cosculluela si”.

“Mi mamá escuchaba Gilda, Selena, cosas full latinas, cebolla, música ochentera y noventera”, agrega. Al mismo tiempo, en paralelo, la cabeza y el corazón de Benjamín recibía otro estímulo musical completamente distinto. “A Manolo Alfaro lo conocí porque lo vi cantar en las canchas de mi barrio y en la feria.

“Bohemio y bacán: un romántico underground. Tan guachaca que no lo invitan a las cumbres guachacas, y tan cebolla que no lo invitan a los festivales cebolla”. Así describen a Alfaro en su página de fans en Facebook. Se trata de un bolerista popular que gran parte de su vida trabajó como comerciante ambulante y que cantaba junto a Melvin Corazón Américo.

“Manolo Alfaro le canta a los dolores de la clase popular, habla de abandono, de los problemas con las drogas, del alcoholismo, canta sobre los dolores reales del pueblo”, explica.

Otra pieza del puzzle del adn musical de Romansito lo relató en La Junta+: “Desde los 12 interesó la literatura. Escribía poemas y manifiestos. Tuve la suerte de que en la media mis papás se sacaron la chucha para ponerme en un colegio subvencionado que me entregó otras herramientas y acceso a otras nociones artísticas”.

En tercero medio, Benjamín empezó a llevar todas esas influencias a un formato de freestyle. Ahí, en alguna fiesta conoció a Slum.

“El me dijo que tenía que grabar y fuimos al estudio. Ahí por primera vez conocí un micrófono, cómo grabar una canción, lo que significaba producir algo”. De esa amistad nacería su primer EP “ME quieres???</3″.

“Veníamos del trap, de Soundcloud, de tocatas a guata pelada, era algo bacán, un poco como de niños haciendo cosas, siempre quedaba la cagada en los shows con todos saltando”, recuerda el artista que además tiene una fuerte sensibilidad pop y menciona sin ninguna culpa su gusto por la música de Justin Bieber.

La pandemia, como para muchos artistas, significó para el naciente colectivo, una obligación de parar y al mismo tiempo una oportunidad para iniciar un camino más introspectivo. “Fue un proceso fuerte y duro, no era fácil pero de alguna manera era simple conectar con esos sentimientos”, plantea.

El Sousaide

El concepto o más bien la forma de escribirlo refiere al idioma estadounidense para decir “la zona sur”, el “southside”. Para los efectos de esta historia, cuenta Benjamín, nace como un código para referirse a un lugar geográfico, la zona sur de la capital. Un poco más específico se refiere a la comuna de La Cisterna, cuyo código postal es 797, número que el artista tiene tatuado en su mano.

“Ahora es una visión de cómo hacer las cosas, del arte, de hacia dónde queremos ir, representa no solo a cantantes sino a beatmakers, directores de videos, fotógrafos”, explica Romansito. Es el nombre del colectivo integrado entre otros por la cantante Fresasalvaje y el anteriormente mencionado Slum (o $lum).

“El propósito es consolidar esto que se dice que somos la nueva música urbana alternativa, tocamos con guitarras, hacemos shows acústicos, buscamos el virtuosismo artístico cantando y tocando bien. Para nosotros, es la mixtura de los sonidos identitarios de origen latino, de guitarra y tambores, con la narrativa actual de las cosas que se viven hoy en dia”, le explica al periodista Franco Pineda.

Sobre su más reciente disco “14″, dice: “Es un disco de la calle para la calle, de obreros pa´ obreros. Nosotros hablamos de la calle pero desde otro lado, de la gente que toma micro para ir a trabajar, las monjitas de la iglesia del barrio, los trabajadores de la construcción que se levantan a las 5, la gente que trabaja en la feria. Eso también es calle”.

“Tampoco se trata de ser paco, si uno conoce lo otro, pero nosotros como artistas queremos mostrar otra cosa”, matiza.

El disco, profundiza en Microtráfico, es una obra que va más allá de las canciones. “Tiene un poemario, los dibujos, el corto, todo lo hice a mano. No lo digo por vanagloriarme, sino para que se pongan aguja que entre tanta pirotecnia, el arte no se trata de las mejores cámaras o recursos sino de la sensibilidad que está dentro de cada persona para comunicar sentimientos hacia otra persona”.

El concepto del colectivo tiene también una inquietud política: “Yo soy de La Cisterna. Todo el arte se realiza y se exhibe en el centro, Providencia y Ñuñoa. ¿Porque la gente de allá (sector sur) no tiene derecho a una obra, una pintura? Todo ese circuito está en Provi, Ñuñoa, o el centro. Nuestra intención es acercar otras cosas distintas que el reggaeton, que está super bien, pero es bueno que hayan otras opciones”.

Benjamín explica que él mismo viene de una familia con poco tacto artístico. “Gracias a conocer al $lum es que tuve otras herramientas, se me abrieron puertas, y me interesa hacer lo mismo”. El ejemplo, profundiza, lo sacó de su padre.

“Es el personaje que más admiro, luchó contra la dictadura, le ganó a las enfermedades, es mueblista y se sacó la chucha para darme la oportunidad de ir a la universidad, eso para mí es ser vío. Él me enseñó a construir el amor del barrio y que las cosas bacanes que uno hace no hay que decirlas, eso es hacer política pero desde la calle”, explica.

“Para mí, se trata de hacer un show bien hecho donde la gente se emocione y nos abrace con amor, es una responsabilidad de la que me hago cargo muy feliz”, asegura.

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