Las autopsias revelaron que los tres carabineros fallecieron por disparos. Según la evidencia, no habrían tenido tiempo de defenderse. Esto es lo que se sabe hasta ahora.
Una ejecución a sangre fría. Esa es la primera hipótesis que toma más fuerza en el caso de los tres carabineros asesinados en Cañete. Y es que las autopsias revelaron que perdieron la vida después de recibir disparos en la cara y el pecho.
Pero, ¿con quiénes se encontraron en el camino? ¿Cómo se originó el violento crimen? Según una nota de BBCL Investiga, todo habría comenzado cuando los tres uniformados debían ir a la casa de Carlos Edgardo Antihuen Riquelme, un imputado por infracción a la ley de armas y ley de drogas que cumplía medidas cautelares.
Y pareciera ser que los homicidas sabían a dónde se dirigían. En la ruta que une Cañete con Tirúa —que sería un camino complicado, donde hay poca señal de internet e incluso radial, el escenario perfecto para un crimen de tal magnitud— los carabineros Carlos Cisterna Navarro, Sergio Arévalo Lobo y Misael Vidal Cid fueron emboscados.
Esto es lo que se presume que habría pasado después.
Cómo fue el ataque a los tres carabineros en Cañete
Habían avanzado seis kilómetros arriba de un vehículo policial cuando, según una de las hipótesis que se maneja, las condiciones del camino y un portón los obligó a descender. Una vez puestos los pies en la carretera, comenzó el ataque.
Según la evidencia —encontraron restos de sangre y casquillos de bala en el lugar— los carabineros no habrían tenido tiempo de disparar de vuelta. Se especula que no hubo ningún enfrentamiento, sino que fueron asesinados en el instante.
En esta línea, las autopsias revelaron que los tres fallecieron producto de las armas de fuego (y no quemados vivos, como afirmaron algunas fuentes en la señal abierta).
Cisterna Navarro murió por un disparo en el tórax, Arévalo Lobo por un politraumatismo (disparos en distintas partes del cuerpo) y Vidal Cid por una bala que le llegó a la cara y atravesó su cráneo.
Después de asesinarlos, los autores despojaron a los uniformados de sus chalecos antibalas, armas y municiones. Además, según los investigadores con los que conversó BiobíoCL, se cree que condujeron la patrulla policial y la dejaron en el lugar donde fue encontrada: en medio del camino entre Cañete y Tirúa, una posición “estratégica” para poder huir.
Ahí, habrían apilado los cuerpos en el vehículo y le prendieron fuego, mientras disparaban al aire. Y es que los vecinos, según declararon al mismo medio, habrían escuchado sonidos de bala como “ráfagas”. Esta estrategia habría sido utilizada para espantar a posibles testigos y así poder escapar con impunidad.
No obstante, algunos testigos aseguraron haber visto pasar dos vehículos después de los disparos.
Todavía no se conoce públicamente quiénes son los autores del delito, ya que se encuentra en investigación. No obstante, también se manejan algunas hipótesis que apuntan a grupos extremistas mapuches, como la Resistencia Mapuche Lavquenche y hasta el crimen organizado.
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