“Acá hubo motivaciones tanto del sentido económico como pasional, por una nueva relación que habría comenzado la madre de este niño”.
Tras confesar el crimen de su hijo de 11 años, en marzo de 2020, Luis Díaz Espinoza fue formalizado por el delito de parricidio. Se trata de un macabro homicidio que conmocionó a la comuna de Palmilla, en la Región de O’Higgins.
De acuerdo a los antecedentes, el sujeto de entonces 32 años se contactó con el pequeño “Luchito” a través de redes sociales. Amistosamente, lo citó a un lugar despoblado, a la orilla del Río Tinguiririca, sin despertar sospecha alguna sobre su oscuro plan.
“El motivo es parte de la investigación, lo que nosotros tenemos son antecedentes que se presentaron ante el Tribunal de Garantía por parte de las policías. El imputado padre aparecía como testigo, pero el día de ayer teníamos antecedentes suficientes para dar cuenta que el padre biológico era el autor de este hecho”, confirmó a las pocas horas el fiscal de Santa Cruz, Gabriel Meza.
De acuerdo al magistrado, las policías periciaron celulares y sus respectivas llamadas telefónicas. De este modo, se pudo reunir valiosa información para la indagatoria.
Ataque brutal y burla
Según el persecutor, Díaz Espinoza se contactó con su hijo para que se reunieran “en un sector despoblado. Se lograron recuperar estas conversaciones, donde efectivamente lo citaba en la ribera de un río, de un sector bastante alejado de la casa del niño, donde con un objeto cortopuzante le propinó varias heridas”.
“Tal como se indicó en la audiencia, el imputado se contactaba con su hijo, lo citaba a un lugar, le instruía lo que tenía hacer y la hora que tenía que estar”, agregó.
En diálogo con Canal 13, un tío del menor asesinado lamentó lo sucedido y reveló una burla del homicida.
“No me puede pasar por la cabeza lo que hizo un padre con su hijo. Sabiendo lo mucho que cuesta tener un hijo y este maldito vino y mató a su hijo. No me lo explico, yo creo que él no tenía ni corazón, porque un hijo es lo más sagrado”, dijo.
Además, aseguró que el asesino confeso “se burló de nosotros. Él hizo una burla. Estaba él al lado de la camioneta de la PDI, al otro costado estábamos nosotros y él quería declarar, sabiendo que había matado a su hijo. Hizo como burla de nosotros, siendo la familia de él”.
Actuó por celos
Con el correr de los días, nuevos detalles se darían a conocer en torno al parricidio.
Nicolás Huerta, abogado de la familia de la víctima, reveló que “se pudo constatar, a través del relato del fiscal, que estamos en presencia no solamente de un parricida, sino que hay situaciones de contexto que nos obligan que el reproche contra él debe ser mayor”.
En Contigo en La Mañana, el profesional afirmó que “acá hubo motivaciones tanto del sentido económico como pasional, por una nueva relación que habría comenzado la madre de este niño”.
De acuerdo a Huerta, surgieron testimonios y relatos “de gente del contexto familiar que señalan que esta persona, el imputado, ya le había advertido a la madre que le iba a dar donde más le dolía, con esas palabras textuales”.
Finalmente, el abogado contó que el padre del menor asesinado intentó engañar a la policía.
“El padre de este niño es quien da aviso de haber encontrado a su hijo fallecido. Él, las primera palabras que pronuncia, es que ‘yo no hice nada, yo no lo toqué, así lo encontré’, pero esto de todos modos ya estaba siendo investigando. En la temporalidad en que él encuentra al niño y llega la policía es casi inmediato”, aseguró.
Finalmente, ratificó que “él decide confesar durante la misma tarde, pero ya estaban todos los indicios que era él. Es una colaboración a medias, pero siempre fue el primer sospechoso”.
Condena
El 25 de mayo de 2022, a más de dos años del crimen, el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal (TOP) de Santa Cruz sentenció de manera unánime a presidio perpetuo calificado a Luis Díaz Espinoza.
El ente persecutor agregó a la acusación las agravantes de premeditación, alevosía, superioridad física y realizar la acción en un lugar despoblado.
De esta modo, el asesino tendrá que pasar el resto de su vida en prisión. Sólo podrá postular a beneficios, como la libertad condicional, una vez transcurridos 40 años.
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