Productor extranjero se defendió de las críticas a través de un video que difundió en sus redes, pero nada sería cierto.
Fue a mediados de agosto cuando una supuesta clase de salsa en la nieve generó molestia entre los usuarios chilenos de TikTok.
Las imágenes no dejaban espacio a la duda: en pleno Cajón del Maipo, decenas de ciudadanos extranjeros bailaban a escasos metros de unos gigantescos parlantes instalados en un vehículo.
“La pasamos divino en la nieve. Al que no le guste, suerte”, escribió uno de los bailarines. Más allá del desafiante comentario, la publicación no tardó en dar paso a las críticas.
A través de redes sociales, “El mago Martin”, uno de los organizadores de la actividad, salió a aclarar la polémica. Primero, indicó que se trataba de la grabación de un video clip: “Es un video de 8 minutos de la súper rumba en la nieve, sólo un video set. Un poco más de contenido. Lástima que a los sifrinos y jueces no les gusta”.
Luego, sostuvo que “los que me conocen saben que yo no me voy a ir para allá a hacer un evento sin permiso. A las personas que están allí, que son las que resguardan el sitio, se les explicó que íbamos a hacer un videoclip, porque no es una fiesta, es un videoclip para subirlo a YouTube”.
“¿Hasta cuánto van a seguir denigrando la salsa baúl? Ese video tiene permiso, se pidió permiso, la camioneta no estaba sonando, porque estábamos haciendo un videoclip”, insistió.
Todo era mentira
Roberto Pérez Catalán, alcalde de San José del Maipo, se refirió a esta situación y desmintió al productor venezolano.
“En esta oportunidad, no tenían permiso para nada. Nos dimos cuenta cuando ya empezó a viralizarse, para nosotros fue bastante impresionante, quedamos sorprendidos y vamos a tener que tomar acciones para modificar la ordenanza de turismo”, apuntó el edil, en entrevista con T13.
Por su parte, Patricio Pliscoff, académico de Estudios Territoriales de la Universidad de Los Andes, aclaró que este tipo de intervenciones sí producen daños a corto y largo plazo, sobre todo si se desarrollan de manera sostenida.
“Esos son lugares muy frágiles, no están acostumbrados a la presencia del humano y menos aún al ruido. También puede generar, en el tiempo, una disminución de la presencia de alguna especie”, indicó.