El exministro del Interior, Andrés Chadwick, declaró como imputado ante Fiscalía por sospechosas maniobras junto a su amigo del alma, el abogado Luis Hermosilla y un tercero del que casi reniegan: el exfiscal Manuel Guerra.

Chadwick declaró el pasado 10 de marzo en calidad de imputado en la causa que el Ministerio Público sigue en contra de Guerra por delitos de soborno, prevaricación y revelación de causas reservadas.

Al exfiscal se le indaga, entre otras situaciones, por chats donde habla con Hermosilla sobre dar una salida al Caso Penta, junto a Chadwick; sus solicitudes de trabajo a aquellos dos; y su llegada a la Universidad San Sebastián, donde trabajaba el exministro.

En el interrogatorio, al que accedió La Tercera, Chadwick reconoció que Hermosilla ha sido su amigo “durante toda una vida”, pero descartó la misma cercanía hacia Guerra.

Es más, negó de plano haberse reunido de manera personal con el expersecutor, en abierta contradicción a lo declarado por Hermosilla, quien habló de una relación paralela entre aquellos y que incluso los pillaba juntos sin previo aviso.

Chadwick y el arribo de Manuel Guerra a la USS

Sobre el ingreso de Manuel Guerra a la Universidad San Sebastián, una vez que dejó su pega en el Ministerio Público y mientras él era un importante profesor en el plantel, Chadwick descartó haberlo apitutado, pero sí admitió otro dato.

“Respecto a la llegada de Guerra a la Universidad me enteré el año 2021 cuando comenzamos a toparnos como docentes en la facultad”, partió asegurando.

Luego, admitió al menos haber realizado un contacto: “lo que recuerdo es que Luis Cordero era quien tomaba la decisión final en las contrataciones y a lo más entregué los mails a uno u a otro para que se conocieran o conversaran, no recuerdo más detalle, pero si que traspasé información para efectos de contactos”.

“Cordero no me pidió referencias, y esta transferencia de contacto fue en una etapa cuando ya el proceso estaba avanzando”, agregó.

El histórico de la UDI también dijo saber que Guerra había pedido a Luis Hermosilla integrarse al estudio jurídico que tenían los dos amigos, pero que el mismo penalista le dio un portazo.

“Me comunicó que le respondería negativamente dado que no se necesitaban más abogados y no pensaba expandirse, lo que me pareció razonable”, indicó.