¡Inédito! Las andanzas chilenas de dos “raros” pingüinos que viajaron desde islas en Nueva Zelanda a Magallanes

Las andanzas de los pingüinos de las islas Snares que viajaron hasta Chile. FOTOS: Sebastián Saiter y Rodrigo Beytia
Las andanzas de los pingüinos de las islas Snares que viajaron hasta Chile. FOTOS: Sebastián Saiter y Rodrigo Beytia

Los pingüinos de las Snares son una especie que sólo anida en Oceanía, pero, por estos días, ambos se encuentran en distintos puntos del Estrecho. Acá, sus historias contadas por testigos.

El reciente 30 de enero, testigos paseaban por la costanera en el norte de Punta Arenas, frente al Estrecho de Magallanes, cuando se percataron de un llamativo pingüino que descansaba, confiado ante la presencia de humanos. El avistamiento rápidamente se difundió por redes sociales, y boca a boca, entre veterinarios y ornitólogos. Eran alrededor de las 10 de la noche.

Media hora más tarde, siguiendo el protocolo ante la presencia inusual de fauna nativa en una zona urbana costera, Sernapesca ya había llegado al sitio en cuestión. Hasta allá fue también Sebastián Saiter, ornitólogo de la Región de Magallanes, para observar a este individuo acuático, al que ya habían mantenido en una jaula para transportarlo en camioneta hacia un lugar más seguro, y dejarlo protegido de amenazas como, por ejemplo, los perros domésticos.

“Yo quería verlo más de cerca, porque ya nos parecía que era un poco raro, distinto a los a los pingüinos del área”, relata Saiter a La Cuarta, quien en específico hacía alusión a los “pingüinos crestados”, siendo el más común en la región el de penacho amarillo (Eudyptes chryocome) y el otro, menos frecuente, el macaroni (Eudyptes chrysolophus); ambas especies se reproducen en islas expuestas del extremo sur del continente.

Pingüino de las Snares
Pingüino de las Snares fue visto por primera vez en Chile. FOTO: Sebastián Saiter (@sebastian.saiter.v)

Ya con las fotos tomadas por testigos, era posible detectar diferencias respecto a las dos especies. “No era ni uno de estos más probables”, cuenta. “Podía ser un pingüino más raro y poco común en el Estrecho”. Saiter andaba con una cámara de fotos y —con permiso de Sernapesca— pudo observarlo con más detalle, específicamente la cabeza, para distinguirlo de sus parientes: “Se diferencia por la forma, largo y estructura del penacho, y por la comisura en el pico, la parte desnuda, rosada, que lo bordea”, detalla.

Así, el ave resultó ser un pingüino “raro” para esta zona del mundo: un pingüino de las Snares (Eudyptes robustus), adulto, sano. A eso de las 10:45 PM, ya oscuro, lo habían identificado, para luego —habiendo confirmado que estaba en buen estado— trasladarlo unos 20 o 25 km al norte y dejarlo ahí relocalizado para que siguiera con su vida.

Los ornitólogos del lugar lo examinaron con detención y, sabiendo de qué especie se trataba, determinaron que era la primera que se documenta en Chile, según consigna el sitio eBird. Los registros que hay en el continente son contados con los dedos de una mano, y han sido en la costa atlántica, en Argentina.

“No es tan descabellado que haya entrado al Estrecho y haya parado en Punta Arenas”, supone Saiter, al igual como lo hacen otros linajes de fauna marina. “Las rutas que tienen vienen desde el Atlántico y entran al Estrecho, o viceversa, y conectan con el Pacífico”. Es decir, dados los antecedentes atlánticos de este pingüino, “era una especie que podía aparecer en algún momento, hipotéticamente”, sugiere.

Al ser oriundos de islas neozelandesas, seguramente el ave arribó exhausta de su largo viaje de las Snares, donde están sus áreas de cría. Al llegar a suelo sudamericano, “necesita cambiar las plumas de su cuerpo y estar en tierra casi un mes”, detalla; o al menos eso ha ocurrido en Argentina, donde han iniciado sus procesos de muda al pisar tierra.

“Por eso es tan importante haberlo alejado de la gente, o más que nada de los perros, en la costa de Punta Arenas, que es tan urbana”, advierte.

Pingüino de las Snares
Pingüino de las Snares fue llevado a las afueras de Punta Arenas para que esté seguro. FOTO: Sebastián Saiter (@sebastian.saiter.v)

Estos pingüinos tienen hábitos bastante pelágicos, es decir, se la pasan buen tiempo en altamar, lejos de la costa. “Entonces hay migraciones y movimientos que no están tan claros”, plantea él, desplazamientos que se producirían por la búsqueda de alimento, sumando a corrientes marinas los llevarían a sitios inesperados.

Eventualmente, se alejan de su área de cría que la ocupan sólo en determinado periodo, cuando van a poner huevos entre septiembre y octubre, hasta que nacen sus polluelos, con un éxito reproductivo en torno al 41%, según eBird. De adultos, suelen regresar a los mismos sitios donde nacieron.

Tras su captura, el pingüino fue liberado al norte, por la Ruta 9, pasado el Aeropuerto de Punta Arenas. Dos días después fue visto por unos turistas a eso de las 6:30 AM, reposando, y luego, minutos más tarde, se metió al agua, siendo el último avistamiento de este individuo en territorio chileno... o tal vez no.

Forastero en Tierra del Fuego

No muy lejos, a unos 160 kilómetros de Punta Arenas, un tanto hacia el sur, cruzando el Estrecho de Magallanes, el 11 de febrero apareció otro pingüino de las Snares, que acompañaba —o seguía— a un grupo de ocho pingüinos rey (Aptenodytes patagonicus), los que regresaban de su viaje de alimentación hasta la Reserva Natural Pingüino Rey, en Bahía Inutil, en la isla grande de Tierra del Fuego.

“Primero no lo recibieron muy bien, pero con el paso de los días se fue integrando a la colonia”, cuenta Aurora Fernández, directora de la reserva sobre el individuo que, por estos días, se encuentra mudando sus plumas en el área de incubación de sus parientes.

Aquel sitio, destaca ella, es muy seguro ante amenazas, al tratarse de una zona protegida, donde desde el 2013 se ha consolidado una colonia reproductiva del segundo pingüino de mayor tamaño en el mundo.

Pingüino de las Snares
Pingüino de las Snares llegó junto a parientes rey. FOTO: Cristóbal Sepúlveda (@cristobal_ernesto_)

“Es bien interesante la interacción entre ambas especies”, destaca Fernández. Según cuenta a La Cuarta, algunos grandotes individuos rey “molestan” al de las Snares con picotazos y aletazos, agresiones ante las que esté “se defiende” y devuelve con golpes de pico.

Esa dinámica se daría en el uno contra uno, porque cuando el pequeño se cuela en la colonia “es todo más tranquilo y no tiene peleas con los otros reyes”, cuenta ella, pasando aparentemente más desapercibido.

“Y es muy chistoso verlo junto a los polluelos de pingüino rey, que algunos son mucho más grandes que el de las Snares”, observa. Hay que considerar que los juveniles son verdaderos pompones del plumón café que aspiran a medir casi un metro; en cambio, el errante oceánico ronda los 50 centímetros ya como adulto.

También ella ha observado que el individuo de las Snares “sabe cuál es la zona segura y cuál no”, permaneciendo en torno al grupo, porque en esta isla hay dos depredadores terrestres invasores, que son el zorro chilla (Lycalopex griseus) y el visón americano (Neovison vison).

Pingüino de las Snares
Pingüino de las Snares que anda en Tierra del Fuego. FOTO: Rodrigo Beytia (@bfrod)

Como sea, “es un honor poder observar a este ejemplar, que muchos que quieren observar a todas las especies de pingüinos siempre lo excluyen de la lista, ya que es muy difícil llegar a donde viven”, destaca la directora.

En unos días, tras terminar su muda, debiese seguir su camino, y ella apuesta a que “se reencuentre con el otro pingüino de las Snares que anda dando vuelta por el Estrecho de Magallanes”.

Quizá así sea, porque la historia no termina ahí.

De Punta Arenas a una isla

Presuntamente el mismo pingüino de las Snares que fue visto en Punta Arenas a fines de enero, el 18 de febrero llegó a la Isla Magdalena, donde nidifican miles de pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus), 35 kms al norte de Punta Arenas.

Ese día este pingüino errante fue captado por Roberto Fernández, guardaparque de Conaf, en el Monumento Natural Los Pingüinos, según consigna La Cuarta. Eso sí, según otro funcionario de la institución, este errante habría hecho antes su aparición en este manchón de tierra: el 4 del mes.

En fin, el individuo en cuestión, al llegar fue rodeado y correteado por los de Magallanes, que serían más bien “agresivos” cuando se trata de ejemplares ajenos a su especie, según el guardaparque; “así es cuando han llegado otros”, comenta quien, además, cuenta que en el 2005 apareció en la isla otro inusual, un pingüino azul (Eudyptula minor), también oriundo de Nueva Zelanda.

Como sea, ahora el forastero de las Snares buscó cobijo en una suerte de destartalada caseta, donde ha permanecido hasta hoy.

Pingüino de Snares
El primer pingüino de las Snares se trasladó a Isla Magdalena. FOTO: Sebastián Saiter (@sebastian.saiter.v)

Por estos días, el pingüino ha pernoctado en el sitio y lo ha ocupado como refugio para mudar sus plumas, posar para una que otra foto a causa de lo inédito de su visita y, eventualmente —relata Fernández—, ha salido en busca de alimento.

Pero, en general, pasa la mayor parte del tiempo quieto, guardando energía durante su muda, a la espera de retomar su rumbo vaya a saber uno dónde.

Esta especie tendría una población en torno a los 63 mil individuos, encontrándose en estado de conservación Vulnerable, según la UICN. Tiene sus sitios reproductivos en las deshabitadas y prístinas Snares, ubicadas 200 kilómetros al sur de Nueva Zelanda.

O sea, presumiblemente estos dos pingüinos forasteros habrían recorrido más de 7.500 kms hasta Magallanes. Tras esta inusual dispersión, con algo de suerte, el par de errantes debiesen regresar a sus natales y lejanas islas. Se les desea un buen regreso.

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