A sus 28 años, Vanessa condenó su futuro por un supuesto ataque de celos que remeció a la Región del Maule. La víctima tenía sólo 4 añitos.
Un horrible final tuvo la desaparición de Ángel Márquez Zapata, un niño de 4 años de la comuna de Molina, en la Región del Maule, que fue hallado sin vida en un sitio eriazo, envuelto por toallas, dentro de una bolsa plástica y con señales de haber sido estrangulado.
Corrían los últimos días de agosto de 2015, hace poco más de nueve años, cuando la detención de su madrastra conmocionaba a todo el país.
Se trataba de Vanessa Trigari Torrejón, de entonces de 28 años, quien confesó a la policía haber llevado el cadáver del niño hasta el lugar donde fue encontrado, a un costado del estadio Anfa, y a unas 10 cuadras de su casa en la Villa Lo Palacio. Eso sí, nunca reconoció su responsabilidad en la muerte.
Desaparición y mensaje en Facebook
La última vez que se le vio con vida, el pequeño estaba en la casa de su abuelastro. Al retornar a su hogar, luego de una larga jornada de trabajo, el hombre se encontró a otro de sus nietos, de apenas 11 años, quien le señaló que Ángel ya no estaba. Había desaparecido. ¿Los padres? Fueron a hacer un trámite, y el niño tampoco estaba con ellos.
Desde el primer minuto, la policía se encargó de tomar declaraciones a los principales sospechosos: el padre, el abuelo y la madrastra.
Mientras la investigación avanzaba, familiares, amigos y cercanos se sumaban a la búsqueda del menor. De hecho, Vanessa Trigari salió con un medio de comunicación local a recorrer la zona para encontrar al menor e incluso hizo un comentario en el Facebook de su pareja, Freddy Márquez.
“M mata verte así. ....daría mi vida por encontrar a nuestro hijo y recordar esto solo como un mal sueño. .....me siento impotente e inutil.....solo estiy confiando en Dios que pronto estará en casa junto a nosotros. .....se que asi será. ......Dios esta con nosotros mi amor!!!” (sic), escribió la mujer.
Detenida
Trigari, que fue detenida apenas confesó el traslado del cuerpo, quedó en prisión preventiva. Además, en el tribunal, vecinos intentaron golpear al abuelo de Ángel.
En aquel entonces, la capitán Valeska Suárez, jefa de la Sección de Encargo y Búsqueda de Carabineros, reveló a La Cuarta que “sostuvimos una entrevista con la madrastra del menor porque habían antecedentes que hacían dudar respecto de las declaraciones que inicialmente había dado a Carabineros por algunas contradicciones, y ahí finalmente confesó y se detuvo”.
La oficial agregó que el niño presentaba claras señales de abandono. “Preliminarmente, y al observarlo, el nivel de desnutrición del menor era evidente. Se puede presumir que había descuido, vulnerabilidad. Es un menor de 4 años que aún presentaba dificultades para expresarse de forma verbal, porque tenía problemas de lenguaje, usaba pañales, lo que para su edad ya no era tan normal. Hay falta de estímulos por parte del núcleo familiar hacia el menor para lograr que hubiese ido enfrentando etapas que ya debería haber superado”, indicó.
Debido a lo horrible del hecho y la repercusión nacional que tuvo el asesinato, la alcaldesa de Molina, Priscilla Castillo, decretó duelo comunal por la muerte de Ángel.
Fuertes detalles y condena
Finalmente, en septiembre de 2016, el Tribunal Oral en lo Penal de Curicó decretó presidio perpetuo simple para la autora del crimen de su hijastro de 4 años.
De acuerdo al resultado de distintos peritajes, la mujer sometió al niño a una serie de abusos y maltratos físicos, tras lo cual lo asesinó obstruyendo con sus manos los orificios de su nariz.
¿El motivo del ataque? Aparentemente, los celos que le producía la constante atención que le daba Freddy a su pequeño. Al menos cuando estaba en la casa, ya que el hombre trabajaba en el norte del país. En televisión, Márquez juró que nunca sospechó sobre los maltratos.
Según consignó BioBioChile, Vanessa también manipuló a los hermanitos de Ángel. “Si cuentan algo, se irán ustedes, yo y su papá a la cárcel”, les habría dicho a los niños tras el crimen. De hecho, uno de ellos fue obligado a cargar una mochila con el cuerpo sin vida de su hermano para abandonarlo en el sitio eriazo.
Con todo, se determinó que la mujer tendría que pasar 20 años tras las rejas para recién poder solicitar beneficios carcelarios. Eso sería en 2035.
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