Misiva fue hallada junto al cadáver del carpintero que usó un hacha para concretar su macabro plan.
Conmoción generó entre los vecinos de Purranque, en la Región de Los Lagos, el homicidio de una joven madre y su hija, y el posterior suicidio del autor de los crímenes, quien era conviviente de la mujer y padre de la pequeña.
Se trata de un crimen que, hace una década, impactó al país.
El plan de un asesino
El femicidio, parricidio y suicidio quedó al descubierto el 28 de julio de 2015, cuando familiares y un amigo encontraran el cuerpo de Deisy Cabero, de 24 años, al interior de la vivienda situada en la calle Circunvalación.
Con posterioridad fueron hallados los cuerpos de la pequeña Cintya Catrilef Cabero, de 6 años, y de Santiago Catrilef, de 46.
En primera instancia, la fiscal de Río Negro, Leyla Chahín, aseveró que “la hipótesis que cobra mayor fuerza es que se trataría de un femicidio, parricidio y posterior suicidio. Se trata de una pareja de convivientes que tienen esta hija en común y vivían ellos solos en al interior de este domicilio”.
De paso, puntualizó que la mujer mostraba señales de haber sido golpeada con un hacha, la que fue encontrada en el lugar, mientras que la pequeña presentaba signos de haber sido asfixiada. En tanto, el sujeto (que trabajaba como carpintero) estaba ahorcado junto a la cama de la niña.

El hallazgo
En diálogo con El Austral de Osorno, un cercano a la familia se refirió al hallazgo de los cuerpos. La ausencia de Catrilef en la pega lo motivó a acercarse al domicilio.
“Aproveché de pasar a la casa de ellos que queda cerca de la mía. Golpeamos y no salía nadie, por ello forcé una ventana y cuando moví la cortina, la vi a ella (mujer) tirada en el suelo, sus manos estaban con sangre y estaba mirando hacia arriba. Aún recuerdo su imagen (...) es muy fuerte todo”, relató.
“Era un matrimonio lindo, nunca iba a pensar que ellos aparecerían muertos. La niña era muy amorosa. Sorprende mucho todo esto, es una gran pena”, complementó una vecina.

Una carta aclaró todo
Durante las primeras de investigación, y cuando los vecinos ya especulaban sobre posible hipótesis, la persecutora dio cuenta de un hallazgo clave: una carta escrita por el homicida. “Serían celos”, se limitó a informar Chahín.
Según se supo con el correr de los días, la misiva estaba junto al cuerpo del asesinato.
¿Qué escribió el carpintero antes de la tragedia? Le pidió perdón a una hermana y a un cuñado, y explicaba que debían fallecer los tres para que la hija de ambos no quedara sola.