Carlos Álvarez, presidente de la agrupación de sobrevivientes de la tragedia de Antuco, se refirió a la muerte de Franco Vargas. “Los que son superiores se creen como dioses y se tiene que hacer lo que ellos dicen”, aseguró.
A casi 19 años de la tragedia de Antuco, uno de los sobrevivientes habló sobre la muerte de Franco Vargas, el conscripto que perdió la vida en medio de una instrucción militar en la ciudad de Putre.
En una conversación con El Mercurio, Carlos Álvarez aseguró que lo ocurrido en el norte a finales de abril tiene bastantes similitudes con lo que se vivió el 18 de mayo de 2005.
“Por lo que he leído y escuchado, también es un tema de egos, se podría decir. Porque los que son superiores se creen como dioses y se tiene que hacer lo que ellos dicen”, señaló el presidente de la agrupación de sobrevivientes de Antuco.
“Nosotros, cuando marchamos, perfectamente en algún momento podríamos habernos devuelto. Pero decidieron seguir”, recordó Álvarez.
A su vez, mencionó que “aquí se ha dicho -las versiones hasta este momento- que los soldados andaban con polera, a las 7 de la mañana, en el desierto. Pensé que habían aprendido de lo que pasó con nosotros, que no pasó a la ligera que no tuviéramos la ropa adecuada para la nieve”.
“Espero que los soldados que estuvieron ahí se puedan asesorar bien, porque nosotros no lo hicimos y nadie nos prestó una ayuda que era necesaria en ese momento”, añadió.
Por otro lado, Álvarez valoró que el general Javier Iturriaga, quien llamó a retiro a los principales mandos militares del norte. Sin embargo, aseguró que no cree que se asuman las responsabilidades penales.
“Está bien la medida que los den de baja, lo que no pasó con nosotros. En nuestro caso, los enviaron a otras unidades y así los escondieron. Creo que ahora nadie pagará con cárcel. Y para la familia del soldado no hay consuelo”, lamentó Álvarez.
“¿Qué tipo de condena es esa?”
Álvarez recordó que “acá tuvimos un solo culpable, que fue Patricio Cereceda, a quien le dieron una condena de cinco años y un día, la cumplió en un recinto militar en Peñalolén, donde tenía todo tipo de beneficios, como estar con su familia. ¿Qué tipo de condena es esa? ¿Quién paga así?”.
“Y Cereceda el año pasado, cuando comenzó la guerra entre Ucrania y Rusia, dio unas charlas explicando el conflicto. O sea, ¿cómo nos sentimos nosotros como sobrevivientes? ¿Cómo se sienten nuestras familias? Si ven que la persona que fue la responsable de lo que pasó, de 45 personas que fallecieron, está trabajando para el Ejército. Es casi como una burla. Además, fue el único culpable, y los demás que estuvieron ahí, que no ayudaron, que se arrancaron, no pagaron”, añadió.
Finalmente, Carlos Álvarez mencionó que lo principal ahora era darles ayuda psicológica a los conscriptos. “Ver a un compañero que se queda, no es algo que vas a superar en un día, una semana o un mes. Necesitas una terapia y también ser constante. Si no, vas a perder la oportunidad de poder sanarte como corresponde”, sentenció.