Debido a sus propios problemas familiares, el colombiano aceptó la oferta de Luciano, Maximiliano y Mauricio. Imputados visitaban a su padre en el hospital.
Nuevos detalles se dan a conocer en torno al homicidio frustrado de un conocido comerciante penquista que zafó de la muerte tras recibir un disparo en la cabeza.
Ayer, tras la detención de sus tres hijos y un ciudadano colombiano, el caso dio un vuelco inesperado: de acuerdo a los antecedentes de la investigación, sus propios herederos habrían planificado su muerte. De hecho, le pagaron al sicario extranjero.
En la audiencia de formalización, se reveló el motivo tras el ataque.
Al respecto, el fiscal Matías Arellano explicó que semanas previas al 19 de julio (día del “asalto”), Luciano, Maximiliano y Mauricio, acordaron quitarle a vida a su padre “contratando a cambio de dinero a una tercera persona, quien se encargaría de matarlo”.
El sicario y su pareja
“Quiero que mates a mi papá”. Con esta frase, Luciano le habría pedido a Brayan (el colombiano) que ejecutara la acción. Una vez concretada la solicitud, le pagarían 3 millones de pesos.
Según detalló Sabes.cl, el persecutor también dio a conocer el testimonio de la pareja del sicario.
En su relato, la mujer reveló que Brayan aceptó el trabajo “por el dinero, ya que estaba mal económicamente y pronto iba a nacer nuestro hijo, por lo que necesitábamos ese dinero para cubrir los gastos”.
En cuanto al motivo que tenían los hermanos para mandar a matar a su padre, indicó que “era porque no los dejaba trabajar en los locales y no les daba dinero. Desconozco los motivos por los que no querían que se hiciera cargo de los locales que tenían. Lo que sí sé, es que con su muerte ellos quedaban a cargo de todo”.
Finalmente, el fiscal Arellano se refirió a los pagos que recibió el colombiano tras dispararle al comerciante.
“El 29 de julio de 2024, le transfieren (a la pareja de Brayan) la suma de $100.000 pesos; el 31 de julio, el monto de $100.000 pesos; el 5 de agosto, la suma de $20.000 pesos; el 12 de agosto, la suma de $50.000 pesos; y el 19 de agosto, en dos transferencias bancarias, la suma total de $121.000 pesos”, indicó.
Dado que la víctima no falleció, los hermanos decidieron reducir la cifra acordada a la mitad. Esto derivó en un conflicto entre ellos. De hecho, el colombiano terminó por echar al agua a los autores intelectuales del delito.
Con estos y otros antecedentes, se decretó la prisión preventiva para los tres imputados por parricidio frustrado, además del sicario por homicidio frustrado.
