Raptó, violó y mató a niña de 8 años tras salir de fonda: le dieron beneficio en medio de perpetua y está prófugo

El crimen cometido por Gustavo León Justo fue recreado por Mea Culpa, donde el asesino habló por primera vez.
El crimen cometido por Gustavo León Justo fue recreado por Mea Culpa, donde el asesino habló por primera vez.

Desde 2017, el paradero de Gustavo es desconocido para la justicia. Pese a su confesión inicial, compartió una indignante teoría en TV. Sobre una anterior relación con una niña, dijo que “uno no es de fierro”.

En 1987, Gustavo Justo León arribó a Arica proveniente de Perú. En su país natal, el sujeto arrastraba diversos problemas con la justicia y el consumo de droga. Sin embargo, rápidamente pudo abrirse paso en Chile e iniciar una nueva vida.

Eso sí, al poco andar, el sujeto que se acercaba a los 30 años de edad dio luces de extraños comportamientos. Por ejemplo, entabló una relación sentimental con una niña de 14.

Cuando no tenía dinero, Gustavo recorría distintas hostales en las que, muchas veces, se fue sin pagar. Y cuando contaba con plata, se debía a las generosas mesadas que recibía por parte de su madre, una mujer de buen pasar económico, residente en Lima, pero que nunca pudo enrielar a la oveja negra de su familia.

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Gustavo Justo León en 1989, luego de ser detenido por su horrendo crimen.

La tragedia de Coquimbo

Tras vivir esporádicamente en distintas ciudades del centro-norte de Chile, el ciudadano peruano arribó a una sencilla hostal de Coquimbo, pocos días antes de las Fiestas Patrias de 1989. Allí supo ganarse la confianza de los dueños, quienes lo invitaron a la tradicional fiesta de la Pampilla.

Lo que suponía un paseo inolvidable, de juegos, comidas típicas y bailes, terminaría siendo la antesala de un crimen que remecería a toda una ciudad y al país entero.

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Fiesta de la Pampilla - Foto: Poder Judicial.

Transcurrida la noche, sus anfitriones debían retornar a casa. Prendido por unos tragos y el consumo a escondidas de cocaína, Gustavo decidió quedarse en una de las fondas instaladas en medio del evento y continuó bebiendo junto a dos sujetos que apenas ubicaba.

Luego de abandonar el lugar, bien avanzada la madrugada, vendría lo peor: Gustavo Justo León se acercó al vehículo de la familia Campusano Alquinta, quienes vendían comida en uno de los tantos carritos que se instalan en la Pampilla.

Al interior del auto, se encontraban los hijos del mencionado matrimonio: una de ellas era Marité, la niña de 8 años que despertó al abrirse la puerta de la máquina y que medio dormida siguió al peruano hasta un sitio solitario. Le dijo que era un policía.

En este lugar apartado, en medio de la oscuridad, el monstruo violó a la pequeña y la estranguló hasta la muerte.

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Cuerpo de la niña fue hallado a pocas horas del crimen.

Lo hallaron en Cauquenes

Con el correr de las semanas, la búsqueda fue desenfrenada. Gracias a testigos, las pistas que dejó en el lugar del crimen (como un carnet de identidad que había sustraído desde la hostal) y un retrato hablado de gran precisión, su captura era inminente.

Justo León se desplazó a Ovalle, luego a Viña del Mar, pero finalmente lo encontraron en Cauquenes. El 20 de octubre de 1989, fue enviado a prisión.

Los antecedentes eran tan claros que la justicia no dudó en declararlo culpable del delito de abuso sexual con resultado de muerte, por lo que debía cumplir con la pena de presidio perpetuo.

Y pese a que intentó acceder a la libertad condicional en reiteradas ocasiones, siempre se le negó. Al menos hasta noviembre de 2017, cuando logró obtener el beneficio. ¿Las condiciones? Debía cumplir con firma semanal, pero sólo lo hizo durante pocas semanas. Hasta la fecha, sigue prófugo de la justicia.

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Habló en Mea Culpa

En 1996, cuando ya llevaba siete años tras las rejas, Gustavo Justo León rompió el silencio en Mea Culpa. En un insólito testimonio, el sujeto negó haber cometido el crimen. O al menos, dijo no recordarlo.

“Eso de haberlo cometido no está dentro de mi consciencia. Ustedes quieren meterme las palabras, encasillarme en la violación y homicidio de la niña, pero yo estoy arrepentido de haber vivido como he vivido, nada más”, aseguró, en una declaración que causó indignación pública.

“Yo no recuerdo, no estaba consciente durante la fiesta de la Pampilla. Cuando amanecí, al día siguiente, yo estaba como a dos metros de la niña muerta, pero había dos personas conmigo también, con quienes estuve tomando trago y consumiendo cocaína. Mi teoría es que ellos pusieron algo en mi copete”, agregó.

Luego, aseguró que “cuando me dieron la condena no podía creerlo. Estar perpetuo significa mínimo 15 años en la cárcel. Yo dije ‘es mucho para lo que hice’. Yo estaba consciente de mis condoros, pero por lo que me están acusando, es mucho. Yo no he hecho nada”.

De paso, le envió un mensaje a los padres de Marité: “A ellos les pido la misma paz que les deseo a mis hermanos. Que estén tranquilos, Dios nunca olvida y algunas cosas muy bonitas le van a suceder en la vida. Yo sé que la vida nunca les va a devolver a su hija, pero algo bueno les va a venir”.

Consultado sobre su relación con Karen, la menor de 14 años que conoció en Arica, dijo que “uno no es fierro. No voy a decir que ella se me tiró en los brazos, pero se dieron las cosas. Le podrían preguntar a ella, nunca fue obligada”.

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En 1996, Gustavo Justo León, de entonces 38 años, rompió el silencio en Mea Culpa.

La confesión original

Sin embargo, en el mismo programa conducido por Carlos Pinto, se exhibió la versión que Gustavo le entregó a la policía en 1989, apenas fue detenido.

“Desde el momento en que la saqué del auto hasta llegar arriba, al lugar donde pasó todo, yo no utilicé la violencia para nada, simplemente fueron palabras, eso la calmó”, reconoció.

“Una vez llegado ahí, le dije que se recostara en el piso, ella no quiso, entonces la apoyé de los hombros, la apoyé en el piso y ella se quedó pasmada. Ahí fue cuando le tapé la boca y ella se semi desmayó”, agregó.

Finalmente, confesó la agresión sexual y el estrangulamiento: “No calculé la fuerza, mi intención fue violarla, pero no matarla”.

¿Dónde está el asesino?

En 2021, a 32 años del asesinato de su hija, Ana María Alquinta habló con Diario El Día y pidió traer de vuelta al asesino. Según presume, éste estaría en su natal Perú.

“Lo ideal es que lo traigan de vuelta a Chile y a Huachalalume, porque aquí hizo lo que hizo. Él es un peligro para la sociedad y nunca va a dejar de serlo, quizás cuántas fechorías más ha hecho allá”, indicó.

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