Convertido en un joven trabajador, Pablo hizo alusión al caso que remeció al país en enero de 2008.
Los celos atormentaban a Jeannette Hernández. La mujer había normalizado dudar de cualquiera que se acercara a su marido, Pablo Rojo.
Luego de distintas escenas, fue la aparición de Miriam Duarte, una cantante apodada “La Rancherita”, la que terminó por desencajarla a fines del 2007. La artista fue apoyado por su esposo, un aficionado a la música en sus tiempos libres.
Así fue como llegó la fatídica noche del 17 de enero de 2008, cuando Jeannette caminaba con total normalidad junto a su marido rumbo a casa. En el hogar los esperaban sus dos hijos: Pablo de 16 años y Esteban de 8.
Al llegar al inmueble, el drama se desató. La mujer comenzó a gritar al ver a su primogénito cubierto de sangre sobre el sillón del living. El joven había recibido un golpe en la cabeza con un objeto contundente, pero aún estaba vivo, porque movía una de sus piernas. Al verlo, su padre salió corriendo a buscar ayuda.
En medio de la tragedia, los progenitores recordaron a Esteban, el menor, a quien corrieron a ver desesperados al segundo piso de la casa.
En la pieza del niño el panorama era desolador. Su cuerpo reposaba inerte entre su cama y la de su hermano. También había sido golpeado, al parecer con un martillo, justo cuando intentaba buscar refugio debajo del armatoste. A diferencia de su hermano, el pequeño no pudo resistir el ataque y perdió la vida.
En principio, el ataque fue caratulado como “robo con homicidio”, ya que asesino se llevó 50 lucas del hogar. Sin embargo, con el correr de los meses, las contradicciones expresadas por la madre terminarían por condenarla.
Finalmente, la fiscalía acusó a la mujer de sufrir el Síndrome de Medea, es decir, que en su celopatía decidió castigar al padre urdiendo un plan para matar a los hijos, manteniendo una estricta actitud de víctima ante el resto de las personas. Aunque ella siempre lo negó, el año 2010 fue condenada a cadena perpetua. Sin embargo, la Corte de Apelaciones rebajó su estadía tras las rejas a 20 años por la muerte de Esteban y 12 años más por las brutales lesiones a Pablo, quien resistió más de 10 horas sangrando sobre el sofá.
Con el paso de los años, Pablo Rojo Hernández logró volver a caminar y se expresa con dificultad. Luego de tener varios encontrones con su padre, terminó viviendo junto a su abuelo y perdonando a su madre, a quien visita periódicamente en el Centro de Orientación Femenina.
Habla Pablo Rojo
En un reciente video de TikTok, Pablo Rojo se presentó ante sus seguidores.
“Soy el hermano mayor del ataque de los hermanos Rojo. No sé qué decir, pero yo no me acuerdo de nada, de verdad”, afirmó el joven.
Asimismo, contó que “ahora estoy trabajando, estoy estudiando y cualquier cosa hablénme por interno. Por ahí hacer algo como un reencuentro o una historia que voy a ser yo”.
Consultado sobre alguna posible secuela del ataque, Pablo aclaró que “desde el 2008 hasta ahora he tenido muchos avances. Bueno, ya no dependo de nada. Puedo caminar, trotar, incluso correr solo. Me afectó mucho más el brazo superior izquierdo”.
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