La denunciante contó la pesadilla que vivía a un amigo en La Moneda, días despúes de los hechos. Fue uno de los primeros en enterarse y ahora se conocieron detalles de su declaración ante Fiscalía.
Nuevos y reveladores detalles se conocieron sobre la denuncia de violación que tiene en la cárcel al exsubsecretario del Interior, Manuel Monsalve. Un amigo de la víctima fue uno de los primeros en conocer detalles y en su declaración aportó importantes antecedentes.
Ricardo Lillo es funcionario de la Subsecretaría del Interior y amigo de la funcionaria que acusó a Monsalve. Por esa cercanía, la mujer decidió contarle lo ocurrido apenas regresó a La Moneda, dos días después de aquella noche del domingo 22 de septiembre.
En su declaración ante Fiscalía, a la que accedió La Tercera, Lillo contó que salieron a conversar a la Plaza de la Constitución y allí le manifestó que se sentía horrible. Le hizo saber que había sido agredida sexualmente y poco a poco le fue dando pistas de quién era el responsable.
Tras ello se reunieron a hablar en distintas oportunidades. Él le aconsejó comprar una “pastilla del día después” y acompañarla al SML.
En un momento le sinceró que le parecía muy extraño haberse borrado completamente luego de dos copas y media de pisco sour, pues ya había bebido antes en el mismo lugar.
Descartó vínculo extralaboral y negó consentimiento
Días después, ella le escribió unos mensajes de Whatsapp que evidenciarían su sentir y serían claves para la investigación.
En un primer mensaje, del sábado 28 de septiembre, le dijo que “si ella hubiera puesto límites desde un principio nada de esto estaría pasando”.
Al día siguiente, la mujer le expresó que no pudo existir consentimiento para un acto sexual con Monsalve y descartó cualquier cercanía fuera de lo laboral, como actualmente ha sostenido la defensa del imputado.
La mujer escribió a Lillo lo siguiente: “Su poder pudo más que mis límites, Yo no consentí, jamás se me hubiese pasado por la cabeza. No intercambiamos mensajes constantemente y tampoco lo vi fuera de las dos veces. La primera me paralizó, la segunda me paralizó y fue la que me robó la vida”.
“No fue el tiempo ni la interacción, no había una construcción de algo, ni siquiera sutil que le diera certeza de que podía estar conmigo y terminó en esta pesadilla que está haciendo que me duela respirar. Es una situación difícil, probablemente de las más dolorosas que he pasado, estoy a la espera de que se termine un día y pasar al otro intentando que la nebulosa de mi cabeza baje poco a poco”, agregó.
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