Con una princesa guerrera como protagonista, y cargando un subtexto que no teme abordar temas contemporáneos, esta nueva entrega de la Tierra Media reimagina los relatos de Tolkien con una animación que rememora a las películas de Peter Jackson. También cuenta con un trabajo general que logra sus objetivos más allá de algunos tropiezos en su cabalgata sobre las tierras de Rohan.
Desde que se estrenó la trilogía original de El Señor de los Anillos, uno de los cuestionamientos de parte de algunas personas se asoció a la falta de personajes femeninos en la historia. Se hicieron análisis con el Test de Bechdel, fue argumentado el propio material base de J.R.R. Tolkien, se discutió sobre los esfuerzos para darle más prominencia al personaje de Arwen en la primera película e inclusive se crearon memes que expresaron que la película solo duraría un par de segundos si solo se abordasen las interacciones entre mujeres.
Pues bien, la nueva producción animada de El Señor de los Anillos: la Guerra de los Rohirrim se planta de frente a ese cuestionamiento y lo abofetea de vuelta, presentando una historia sobre una princesa guerrera, los peligros que enfrenta el reino de Rohan y la amenaza que termina representando... un incel.
Situada alrededor de 200 años antes de que Frodo reciba el anillo único, esta Guerra de los Rohirrim presenta una historia situada en los senderos de “La Marca” (Rohan) y el apogeo de los jinetes de la mano de su rey, el mal genio Helm Manomartillo. Todo esto tomando como base los apéndices relatados por Tolkien tras las últimas líneas que cierran El Retorno del Rey.
En ese escenario, los problemas aquí se generan una vez que un terrateniente, que obviamente está en busca de más poder, solicita la mano de la hija de Helm, la guerrera Héra, para elevar a su hijo Wulf, quien compartió con la princesa desde que eran niños. Sin embargo, la respuesta del rey, quien tiene claro que el terrateniente solo quiere acercarse al trono, da pie a un conflicto de gran escala que está marcado por la venganza, el resentimiento y la misoginia, ya que Héra deja en claro que un casorio tampoco está en sus planes.
Aunque inicialmente es presentado como un hombre correcto, y también enamorado, rápidamente la historia da un vuelco tras una tragedia y Wulf se convierte en la gran amenaza para Rohan, acaudillando a los dunlendinos para elevar su estatus, creando alianzas con hombres del sur para ganar poder bélico - con todo y Olifantes - y desatando en definitiva un conflicto a gran escala que inicialmente tiene un gran objetivo: matar a Helm y sus dos herederos, tomar la capital de Rohan y erradicar a toda la estirpe de los rohirrim. Y, claro está, Héra es solo vista como un accesorio, un posible premio final.
Como es de esperarse, esta película animada expande completamente lo que Tolkien escribió solo en un par de páginas, dándole todo el protagonismo a Héra, quien es solo mencionada en una línea de la novela, y planteando una historia empoderante cuyo subtexto nunca se oculta a la hora de abordar las flaquezas de un Wulf que invade y toma la corona, pero carece de cualquier gota de honor. Más aún, es carcomido por la venganza y el resentimiento que le genera el rechazo.
En todo el entramado entrelineas, la cual cuenta con la participación de la guionista Philippa Boyens, quien coescribió la trilogía cinematográfica dirigida por Peter Jackson, en La Guerra de los Rohirrim también existen un par de fortalezas que logran elevar a esta producción animada. Por un lado, los mejores momentos tienen precisamente relación con la épica descrita brevemente por Tolkien en papel, en una situación que se da especialmente en lo que concierne a la caída de Edoras y las acciones del rey Helm una vez que los rohirrim deben escapar hasta la fortaleza de Cuernavilla, la misma que está ubicada en un lugar que el futuro es conocida precisamente como El Abismo de Helm.
En medio de todo eso también está el potente trabajo del elenco de voces en inglés, ya que el incombustible Brian Cox realmente le da vida al rey Helm, especialmente con la obstinación que carga el personaje, mientras que el resto de casting no se queda tan atrás e inclusive existe un buen complemento para fans con la narración de Miranda Otto, quien interpretó previamente a Éowyn en las otras películas.
Pero lo que hace muy bien la película es la caracterización de Héra y la forma en que logran justificar su protagonismo, remarcando un contraste absoluto con las acciones que emprende un Wulf que no tiene espacio para la misericordia, el perdón ni menos la aceptación de un no. Es ahí en donde está el corazón de una producción que cuenta con un nivel de animación que está directamente influenciada por la apariencia y los diseños de las obras de Jackson y, de hecho, solo basta agregar que parte del equipo de aquellas elogiadas películas vuelve aquí para reconstruir a la Tierra Media, tal y como se le conoce masivamente. Dicha tarea se da con una familiaridad que se refuerza por la presentación de locaciones ya conocidas, mientras la Guerra de los Rohirrim recupera parte de la música de Howard Shore, la cual es emulada por el compositor Stephen Gallagher, quien trabajó como editor de música de la trilogía original.
Obviamente esa familiaridad y emulación llevan a esta película a un terreno que no destiñe, pero es justamente ese factor el que provoca que la producción termine sintiéndose como un remedo. También otra merma tiene relación con el ritmo, ya que existen un par de segmentos y escenas que se vuelven redundantes, por lo que la película puede llegar a sentirse aún más larga de lo que debiese con sus 134 minutos de duración.
Pero en las sumas y las restas, si puede decirse que el resultado final es mucho más positivo que lo que podría esperarse. Aquí entregan una producción animada juvenil ideal para convocar a nuevas generaciones hacia el rico mundo creado por Tolkien. Al mismo tiempo, y sin entrar en detalles que involucran a un vestido, su desarrollo logra justificarse y personalmente debo decir que me sacó un par de sonrisas por las elecciones visuales que toma para reforzar su punto en contra de Wulf y lo que se espera de Héra.
Basta agregar finalmente que El Señor de los Anillos: la Guerra de los Rohirrim desde ya es vista como la primera de una posible serie de películas animadas que podrían expandir los relatos de la Tierra Media, pero claramente todo dependerá de sus resultados en las boleterías. Pero más allá de que se vuelva a repetir o no este tipo de propuestas, por ahora este resultado es auspicioso, ya que la historia elegida se compacta bastante bien como un capítulo único que no requiere de más continuaciones y, además, el trabajo de animación de la japonesa Sola Entertainment es lo suficientemente bueno para lograr reimprimir un imaginario ligado directamente a la exitosa trilogía de Jackson. Los fans, por ende, no debiesen tener mayores problemas, más allá de que salgan las típicas voces que hablen de que están volviendo a Tolkien progre. Pero esa guerra ya está más que perdida.
El Señor de los Anillos: la Guerra de los Rohirrim ya se encuentra en cines.