Crítica de cine: Hereje, un terror cerebral que queda atrapado en un laberinto de fe

Una atmósfera asfixiante, actuaciones memorables y un debate sobre la fe sostienen el thriller psicológico de Hereje, aunque su desenlace no termina de convencer.

A24 presenta un thriller inquietante que desafía las creencias religiosas y la fortaleza moral, con Hugh Grant sorprendiendo en un papel oscuro y un debate sobre la fe que seduce más que su desenlace.

Dos misioneras mormonas son convocadas a una casa alejada para predicarle a un hombre, quien está interesado en las doctrinas del Movimiento de los Santos de los Últimos Días, pero la situación rápidamente se complica una vez que se revela que el sujeto tiene un interés real muy diferente.

Esa es la premisa base de Hereje (Heretic), una nueva película de terror psicológico que llega bajo la marca del estudio A24 y cuyo primer gancho es un casting poco tradicional que sitúa a Hugh Grant, rostro emblemático de las comedias románticas, en el rol del sujeto en cuestión.

Estableciendo una atmósfera que poco a poco se vuelve asfixiante, ya que el hombre vive en una casa que tiene un dispositivo de cierre que deja a las misioneras atrapadas y sin la posibilidad de escapar, una de las fortalezas de Hereje radica precisamente en su ambiente, la puesta en escena en que se va desarrollando la historia y los escenarios que rápidamente dejan en claro que la casa en cuestión es un laberinto en donde no hay espacio para la fe.

El otro punto que destaca en Hereje es su narrativa, ya que la película aborda una historia que escudriña en la religión, su establecimiento a lo largo de la humanidad y el debate entre las creyentes y los no creyentes, pues al fondo de la historia está también un cuestionamiento hacia la fe, sus doctrinas y todo el aparataje que se sustentó a partir de la piedra que estableció al cristianismo.

En ese marco, y considerando que la película está compactada en torno a tres actuaciones, la labor del elenco es clave para el resultado atmósferico que va logrando la película. Aunque nunca he sido precisamente un partidario de la carrera de Grant, aquí el actor logra generar una actuación ladina que poco a poco va revelando sus capas oscuras, ya que el hombre tiene un objetivo final que busca doblegar por completo a las misioneras.

En tanto, Chloe East (The Fabelmans) y Sophie Thatcher (Yellowjackets) concretan un trabajo excepcional a la hora de interpretar a las dos mormonas que no caen en la caricatura. De hecho, la forma en que interactúan y el modo en que se presenta una cara poco abordada de su labor como misionera, también permite darle mayor credibilidad e interés al debate religioso que poco a poco se va armando. mientras son atocigadas por la revelación de que su hospitalario tiene oscuras intenciones.

Como película de terror cerebral, que atrapa por la atmósfera y no por la violencia puesta en pantalla, Hereje tiene varios puntos a su favor. Pero como suele ocurrir, el cierre es el que separa a justos de pecadores.

En mi caso, creo que el último tercio de la película es débil y la tesis que buscan plantear, en base a la gran revelación sobre el personaje de Grant, funciona más en el papel que en pantalla. Es interesante claramente, como gran parte de lo que aborda Hereje, pero su vuelco final, que entra en un terreno que rememora a las recientes películas de Shyamalan, no se siente completamente ganado. No se trata de algo que salga de la nada, sino una extensión narrativa de lo que plantean en la película desde el primer minuto, pero hay algo que no cuadra del todo en su armado final.

Pero tal como sucede con la fe, de seguro eso no le importará a varios que creerán que esta es la película de terror del año. Y ciertamente nadie se puede meter en las creencias del otro. Por mucho que todas las pruebas apunten a que ese colectivo no tiene base alguna más que la fe.

Hereje ya está en cines.

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