Crítica de Deadpool & Wolverine, un funeral estrafalario para las antiguas películas Marvel

La nueva película de Marvel Studios es una celebración de la era mutante de 20th Century Fox.

La era Fox de los mutantes tiene su despedida en una película que le devuelve la vida al universo de Marvel Studios.

En marzo de 2017 se estrenó Logan, la película basada en los X-Men más elogiada de la historia, y la primera obra de superhéroes nominada a un Oscar por su guión. Aquella fue una producción que no solo se instaló como una despedida - ahora momentánea - del Wolverine de Hugh Jackman, sino que también se convirtió en toda una elegía para las producciones mutantes. Después solo se estrenaron los cadáveres de Dark Phoenix y New Mutants.

Pero poco tiempo después, el 14 de diciembre de ese mismo año, comenzó a cambiar drásticamente la industria cinematográfica en Estados Unidos, ya que durante ese jornada se anunció la adquisición del histórico estudio 20th Century Fox, y otras divisiones de su conglomerado de entretenimiento, por parte de The Walt Disney Company.

Dicho negocio se cerró oficialmente en marzo de 2019, logrando convertir a Disney en un titán del entretenimiento sin igual que solo reforzó su influencia en todo el resto de Hollywood. Quiero decir, solo basta remarcar que gracias al gran negocio, Mickey Mouse ahora es dueño de 9 de las 10 más taquilleras de la historia.

Poco más de cinco años después de la firma final de la venta de Fox, y cortesía de un maletín lleno de dinero, se concreta un funeral mutante con el estreno de Deadpool & Wolverine, un filme que descansa literalmente sobre los hombros de los últimos 26 años de historia de las producciones basadas en los personajes de Marvel Comics. Es decir, descansa y depende en la nostalgia de cosas que se realizaron mucho antes de que siquiera existiese la popular marca de Marvel Studios.

En ese sentido, Deadpool & Wolverine es generalmente una gran celebración de lo que fue esa antigua etapa, repitiendo muchas de las teclas que Marvel ya tocó con la exitosa Spider-Man: No Way Home. A pesar de que los secundarios de Deadpool son los grandes perjudicados del nuevo foco, la película sale adelante a punta de los cameos ya anunciados por la fase promocional, guiños ultra ñoños, conexiones con las narrativas de las películas anteriores y varias sorpresas que se merecen más de un aplauso.

En ese campo de satisfacción nerd se encuentran gran parte de las fortalezas pirotécnicas y superficiales de este crossover, ya que la producción dirigida por Shawn Levy es todo lo que esperan los fans de las anteriores películas de Deadpool y también es lo que desean quienes aún hoy tienen cariño por esas viejas películas de los X-Men.

Claro que no por eso deben esperar un sepelio triste, en donde se llore o se respete a los finados mutantes caídos, pues obviamente esto tiene más de un funeral con bolas de luces y líneas de tusi sobre el féretro, sacando al muertito para bailar Falso Amor de Los Picantes. O algo por el estilo.

Asimismo, como esta película tiene más afán de carnaval sin censura que de réquiem de cuello y corbata, Deadpool & Wolverine constantemente está diciéndonos que no tenemos que tomarla tan en serio, por lo que realmente da lo mismo que muchas de las cosas de su historia del multiverso no tengan sentido o que tampoco calce su relación con “la Sagrada Línea del Tiempo” central del Universo Marvel.

Y aunque la maquinaría de Marvel Studios igual opera, por lo que esta película cuenta con elementos que se sienten como un mero pretexto para seguir un checklist, también sus responsables logran prender más de una estrellita que saca fuegos artificiales que no se sienten vacíos y permiten darle algo más de fondo a lo que hay en juego.

Más aún, algunas cosas que no resultan en su armado son fáciles de obviar, ya que igual aquí tenemos secuencias con humor gráfico que son muy graciosas, líneas de diálogo absurdas y divertidas, destrucción de la cuarta pared sin respeto alguno por los nuevos jefes - incluyendo un par de palos sobre el estado actual del MCU - y, en realidad, todo lo que ha caracterizado al notable empuje de Ryan Reynolds bajo el traje. Es el mejor en lo que hace y lo que hace puede llegar a ser muy estúpido.

Como todo es un spoiler en esta época Marvel, mucho no se puede elaborar sobre el contexto de lo anterior, pero basta explicar que la vida de Wade Wilson entró por alguna razón en una crisis de la mediana edad y debe afrontar una misión para salvar a su mundo, pese a que en el fondo ha sido alguien que no está a la altura de los grandes héroes que justamente hacen ese tipo de cosas.

En paralelo a esa misión imposible, Deadpool obliga la ayuda de un Wolverine que carga su propia pesada mochila, ya que básicamente es el peor Logan que podría ser convocado o, peor aún, quizás ni le interesa hacer eso de salvar el día. También fue el mejor en lo que hacía, pero lo que actualmente hace tiene más relación con una disfunción retráctil de las garras.

Lo que que sí se puede decir en este campo es que Deadpool & Wolverine tiene como gran fortaleza la exitosa tarea tanto de elevar a un payaso como el personaje de Reynolds como de sacar al Logan de Jackman del agujero oscuro en el que lo ponen en esta película. Es eso lo que justamente hace latir un corazón en medio de toda la chacota que reina sin freno.

Por otro lado, Hugh Jackman está muy bien, pese a que debo remarcar que presentan aspectos que ya habían abordado en las obras mutantes anteriores, pero sin duda es el trabajo y su colaboración con Reynolds lo que se transforma en un ancla de la que se sostiene todo el resto.

De ahí que una vez más queda claro por qué ambas elecciones de casting están entre las mejores que se han tomado en la historia superheroica.

Aún con todo lo anterior, y pese a que es muy satisfactoria en términos fanboy, igual debo decir que Deadpool & Wolverine no se siente del todo completa. A grandes rasgos, su historia no logra cerrar del todo, pues hay agujeros que no logran rellenar ni con 100 cameos, y mucho de lo que hay en la estructura de su narrativa - e inclusive en su puesta en escena - termina sintiéndose pequeño, lo que se refuerza especialmente en su último acto.

De hecho, la visión más crítica puede argumentar que su gran punto bajo es que la película adolece de la épica estilo Endgame a la que aspira en algún momento y eso termina achicándola más de la cuenta. Basta decir que mucho está relacionado con su homenaje/explotación del legado mutante.

Al finalizar, solo queda agregar que un detalle no menor es que Deadpool & Wolverine está hecha por y para los fanáticos que tienen un conocimiento amplio del universo Marvel, inclusive sobre cosas que nunca se materializaron, por lo que probablemente hay elementos de su receta que serán visto como algo muy superfluo para el público general. Pero hay que decir que de seguro los chistes bastarán y sobrarán para evitar que esa misma audiencia se sienta colgada por no captar todos los guiños.

Lo que queda entonces es una Deadpool & Wolverine que funciona más de lo que uno podría haber esperado, por lo que la película no se siente como un forzado pegoteo al MCU, y en general logra mantener lo suficiente de la identidad, estilo y pachorra de las antiguas películas de Deadpool. Lo anterior le permite demostrar, una vez más, que hay espacio para salir un poco del molde habitual de Marvel Studios y sin duda eso es más que suficiente para darle vida al vilipendiado escenario post-Endgame.

Deadpool & Wolverine se estrenará este 24 de julio en cines.

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