Crítica de La Casa del Dragón, una segunda temporada que aumenta la tensión y la promesa de su gran guerra

Crítica de La Casa del Dragón, una segunda temporada que aumenta la tensión y la promesa de su guerra
Crítica de La Casa del Dragón, una segunda temporada que aumenta la tensión y la promesa de su guerra

En su esperado regreso, la segunda temporada de La Casa del Dragón profundiza en la inestabilidad emocional y política tras la muerte del príncipe Lucerys, mientras la sombra de una guerra inevitable se cierne sobre Westeros. Con Rhaenyra en luto y Aegon II en el trono, la serie mantiene su intensidad dramática, pero aún no logra despegar del todo en su turbulenta espiral de conspiraciones y venganzas que se desata entre los Targaryen.

Una lenta escalada de violencia que promete gatillar el conflicto bélico más descorazonado y turbio en la historia de televisión. En ese terreno se instala la segunda temporada de la aclamada serie La Casa del Dragón, un proyecto que aún no se ha logrado despegar del todo de la sombra de Juego de Tronos, pero que mantiene la intención de validar su propuesta que cuenta el origen del fin de la casa Targaryen en el continente de Westeros.

Con un primer episodio siendo estrenado este domingo 16 de junio, la nueva temporada inicialmente se instala en un escenario de completa desestabilización emocional tras los sucesos que marcaron el fin de la tanda anterior de episodios. Al centro no solo está puesto el problema con la corona, tras la conspiración que permitió el ascenso de Aegon II Targaryen, sino que también, y de forma más importante, las consecuencias de la muerte del príncipe Lucerys tras ser devorado junto a su dragón por la bestia colosal de su tío, el tuerto Aemond.

En ese sentido, el primer episodio de la serie logra plasmar un escenario devastador para la reina Rhaenyra (Emma D’Arcy), quien está completamente impactada por la muerte de su retoño y no dice más de una frase en todo el primer episodio. Esa situación genera que la gran figura de toda la serie se mantenga en una inercia no menor durante los primeros episodios.

Por ello, gran parte de la historia recae más en rutas menos atractivas, por lo que nos topamos con un Aegon II que demuestra no ser el mejor monarca, mientras mantiene los problemas con su consejo para analizar los siguientes pasos a seguir. Y es ahí en donde se puede decir que las cosas solo repuntan cuando el príncipe Daemon toma las riendas para cobrar una venganza de estilo bíblico e, inevitablemente, la guerra se vuelve algo imposible de evadir.

La Casa del Dragón

Siguiendo esos primeros redobles de tambores de la guerra civil conocida como “La Danza de los Dragones”, esta segunda temporada sin duda se vuelve más efectiva cuando escudriña en las triquiñuelas que van a armar el conflicto de gran escala. Es ahí en donde nos dejan en claro que muchas de las decisiones se hacen a espaldas de los reyes y las acciones de jugadores menores del tablero terminan generando consecuencias gigantescas para el futuro de Westeros.

Dicha situación provoca que esta segunda temporada sea mucho más sombría que la anterior, tanto en términos del estado psicológico de sus personajes como de las intrigas de conspiración que se van sumando una tras otra, pero también da pie a que que inicialmente este nuevo puñado de episodios sea menos espectacular y, de paso, el ritmo de la historia también se resienta.

Gran parte de lo anterior tiene relación con la misma base de esta precuela, pues a diferencia de la narrativa evocativa y apasionante de las novelas de la serie central, esta historia sigue a un tratado descriptivo llamado Fire & Blood que básicamente es un punteo sobre los sucesos que marcaron a toda la dinastía Targaryen, incluyendo la guerra civil en cuestión.

Quizás por eso el avance de la serie siempre se ha sentido más cercano a un checklist de grandes sucesos, lo que se reforzó con el salto temporal de la primera parte, que a una propuesta que realmente logre acercarse a los mejores momentos de Juego de Tronos. Pero también se puede decir que esta nueva temporada logra poner un poco el freno a ese checklist, para escudriñar en las carencias de los involucrados principales y en los por qué de toda la disfunción que rodea a la corona, dejando en claro que ningún camino, ni el de Rhaenyra ni el de Aegon II, es lo mejor para la plebe.

La Casa del Dragón

Lo otro importante destacar es que en paralelo, con la líder de los “Negros” en un segundo plano inicial a raíz de su depresión, el otro gran rostro de la serie, la reina madre Alicent Hightower (Olivia Cooke), la antigua mejor amiga de Rhaenyra, comienza a sentir el peso de sus decisiones que básicamente permitieron que el actual escenario de conflicto se haya sustentado. No obstante, su personaje también se siente apartado de la serie, y más enfocada en un secreto amorío, lo que refuerza algunos de esos problemas de ritmo.

Lo que queda entonces con La Casa del Dragón entonces es una serie que cumple con todo lo que los fans esperan de ella, replicando elementos que dieron frutos con Juego de Tronos, pero que por ahora no logra innovar en el terreno fértil que implica una guerra civil que se desató porque una mujer no podía llevar la corona. En el camino hay algunos guiños hacia el conflicto patriarcal, pero el drama familiar por ahora sigue confinado a sus respectivos castillos y solo está la promesa de una hecatombe futura que debiese satisfacer a toda la muerte, destrucción y, por sobre todas las cosas, la traición que se espera de esta serie.

Así que la fórmula que benefició a La Casa del Dragón es evidente, pero su propuesta sigue siendo efectiva porque no hay nada en televisión que se le compare, ni en términos de escala ni en el tratamiento adulto de su panorama de intrigas. Pero sintiéndose más que nunca el freno de mano en la antesala de la guerra, solo queda esperar que el resto de la temporada libere tanto a los verdaderos dragones - que son sus personajes - como a los puñales por la espalda. Solo así concretarán bien la bélica descorazonada que tanto han prometido desde el comienzo.

La Casa del Dragón debutará con el estreno de su primer episodio este domingo 16 de junio a las 21:00 horas en HBO y el streaming Max.

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