Crítica de La Trampa, lo nuevo de M. Night Shyamalan es puro cine B

Este thriller intrigante sobre un padre, que en secreto es un asesino serial, enfrentándose a la policía mientras asiste a un concierto con su hija, mezcla el suspenso característico del director con elementos de cine B, aunque requiere que el espectador suspenda la incredulidad notablemente.

Un padre y su hija asisten a un recital de una de las estrellas del pop más grande del mundo, pero en el medio existe un gran plan policíaco que tiene al progenitor en la mira. Mal que mal, el sujeto, sin que lo que sepa su entorno cercano, es un despiadado asesino serial que es buscado intensamente por las autoridades.

Esa es la base de La Trampa, la nueva película de M. Night Shyamalan que tiene los componentes habituales del cine de este director: una intriga que mantiene el suspenso hasta el final, una dirección que maneja muy bien los hilos de la expectación y un entramado de cine B que impulsa una base de historia bastante insólita, con la que hay que suspender la incredulidad en más de una ocasión.

Mucho de lo anterior hay en el cine previo de Shyamalan y cuando el director lo resuelve de buena forma, ha conseguido resultados excepcionales como en Sexto Sentido, El Protegido, Señales y Fragmentado. En el caso de La Trampa, su resultado final está más cercano al punto medio de la filmografía del director, por lo que es más cercano a La Aldea y La Visita que a sus más recientes fallidas apuestas como Old y Knock at the Cabin, o los desastres de La Joven del Agua y The Happening.

Lo anterior tiene que ver en que muchas de las cosas de La Trampa funcionan, comenzando con el despliegue de Josh Hartnett, quien en el rol protagónico entrega el mejor rol de su carrera. A lo largo de su presentación, el actor domina cada momento en que está en pantalla, logrando una excelente dualidad entre el padre normal que aparenta y el demonio que esconde bajo la superficie.

En ese ámbito, la película logra sus mejores momentos al presentar a un asesino serial que siempre está un paso adelante de la policía, que siempre logra resolver cómo evadir todo lo que tiene en contra mientras está acorralado, pero que tiene como gran debilidad la propia careta que siempre esconde para sus seres queridos. Ahí está la gran trampa que debe sortear.

Lo otro que funciona muy bien en esta película es el manejo del tiempo para las grandes revelaciones, lo que de por si es una marca registrada de Shyamalan y que potencia la manera en que se van revelando pistas que inicialmente no son conocidas. Y es que sin entrar en detalles, por alguna misteriosa razón la policía sabe que el asesino estará presente en el concierto en cuestión.

Pero, como ocurre en el cine de Shyamalan, el mayor desafío ante esta producción es que hay que suspender la incredulidad en exceso, lo que tampoco es nuevo en el cine del director. En ocasiones es algo que se desarrolla de forma natural, como en la trilogía de El Protegido o los extraterrestres de Señales, y en ocasiones el espectador tiene que poner mucho de su parte para comprar el relato, como ocurría en Viejos. En ese juego, el director ha fallado el manejo en más de una ocasión, con The Happening y su flora asesina invisible siendo el mejor ejemplo, pero en el caso de La Trampa tiene todo mucho mejor resuelto.

Gran parte de eso se debe a que Shyamalan, como siempre realiza, abraza la condición de cine B de esta película, jugando con soltura con el concepto que se decidió explorar y aprovechando los recursos existentes, ya que por momentos el concierto se nota pobrísimo. Pero también ese funcionamiento responde al propio excelente manejo del suspenso que el director logra desarrollar y en donde, sorpresivamente, no falta el humor a raíz de lo irrisorio de algunas situaciones.

En ese sentido, si conectan con la premisa, y dejan de lado lo inaudito de mucho de lo que ocurre, inclusive los aspectos más pobres de su puesta en escena, pueden tener un gran momento con La Trampa. De lo contrario, simplemente no lo van a pasar bien, ya que hay que tener la capacidad y las ganas de subirse al carro de M. Night.

Por eso lo claro es que La Trampa está mucho mejor que sus dos últimas películas, pero eso no significa que sea tan fácil de comprar. Pero si enganchan, y se dejan llevar por sus aspectos más cutres, lo van a pasar muy bien. Ese al menos fue mi caso.

La Trampa ya se encuentra en cines.

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