La nueva serie de la franquicia de Star Wars expande una galaxia “muy, muy lejana” hacia terrenos demasiado familiares, ofreciendo un telón nostálgico y poco original que le resta puntos al comienzo de sus aventuras espaciales.
Si hay algo que ha caracterizado a Star Wars desde los tiempos de George Lucas es el hecho de que su mundo es muy imaginativo. Su propuesta visual, el entorno, los escenarios, siempre presentan mundos con los que podemos maravillarnos. O al menos así era hasta antes de la era Disney.
Por el contrario, la nueva serie de la franquicia, Skeleton Crew, la cual cuenta la historia de cuatro niños que buscan su planeta natal después de perderse en la galaxia, desde el primer momento presenta un telón muy poco imaginativo, expandiendo una versión galáctica de los suburbios de Estados Unidos que luce poco atractivo por su familiaridad terrícola.
Obviamente en el pasado han existido casos de Star Wars en donde han presentado elementos que responden a lo que conocemos en la vida real, pero siempre había un giro, una vuelca de tuerca, inclusive en los peores ejemplos de este apartado. Piensen en lo que ocurrió en el Episodio 2 con el restaurante de Dexter Jettster, sacado directamente de la experiencia de George Lucas en American Graffiti, o las clásicas tabernas de la primera película que hasta el día de hoy replican en toda la saga para engancharnos con la nostalgia.
En todas esas locaciones siempre había algo para diferenciarse y crear una cosa que luciese como proveniente de una galaxia muy, muy lejana. Skeleton Crew, por el contrario, tiene la pinta de algo demasiado cercano e inclusive con un hedor de plagio di plagio.
Desde su primer episodio, y también en lo que sucede en el segundo capítulo, es inevitable rememorar a películas familiares como E.T. y The Goonies, y todos los clones de estas últimas, tanto por las locaciones de los suburbios como en las propias interacciones entre los personajes. En ese juego fácil, su narrativa cuenta con un tratamiento medio falso que recuerda también a los intentos de Stranger Things por capturar una nostalgia a la fuerza. De ahí lo de copia de la copia.
Y claro, como la franquicia de Star Wars está de capa caída, los creadores tuvieron la brillante idea de robarle varias páginas del libro a Steven Spierlberg, por lo que no les debería sorprender que inclusive al final nos topamos con adolescentes púberes que se encuentran literalmente con un ser de otro planeta que puede hacer flotas cosas con sus manos. Jude Law, llama a casa.
En esa línea, el único gran punto a favor de Skeleton Crew es que no se parece en nada a lo que ha hecho Star Wars desde, probablemente, las películas para la televisión basadas en los Ewoks. Las benditas Caravana del Valor y La Batalla por Endor fueron intentos de George Lucas para maximizar su punto de que la saga siempre estuvo destinada a los más pequeños del hogar. Pero justamente lo peor de Skeleton Crew es que luce como mil otras tonteras.
De inmediato van a surgir las voces con los argumentos falaces y vacíos de defensa apunta a que “uy, esto es para niños” o que “no hay que pedirle más pues solo es algo liviano para toda la familia”. Pero justamente creo que se le puede pedir por la existencia de aquellas obras, inclusive algunas maestras, que aquí buscan copiar y recrear en estilo, forma y espíritu.
Al mismo tiempo, se puede agregar que la propia propuesta de Skeleton Crew tiene algunos elementos llamativos, ya que Lucasfilm y Disney+ nuevamente ponen todo el dinero del mundo para que la serie luzca muy bien, pero lo lamentable es que su ejecución se olvida de centrarse en su propio telón en vez de mirar tanto para el lado.
Tampoco ayuda que los niños actores elegidos tengan poco carisma, y el único que salva es justamente el que no es humano, lo que resalta el éxito inicial que sí logró Stranger Things en ese ámbito. Además, el exceso de familiaridad impide que le saquen partido al planeta con elementos orwellianos desde donde comienza la aventura.
Solo basta decir que el mundo en cuestión tiene una apariencia perfecta, pero una vez que los niños se encuentran con una nave pérdida y quedan, mira tú, “Perdidos en el Espacio”, rápidamente queda claro que el resto de la galaxia no tiene idea de su existencia y es una especie de mito urbano para los piratas que han ganado fuerza tras el fin del Imperio de Palpatine. Todo eso son buenas ideas para una serie de este estilo, pero no requerían de aplicar un vacío copy paste.
Entonces, solo queda remarcar que el telón inevitablemente es atractivo debido a la fuerza que tiene de por si la saga de Star Wars, pero esta nueva serie, en sus primeros episodios, tambalea por su impericia narrativa, el hedor a copia que impulsa su despegue y solo logra chispazos de verdadera aventura con los diseños de las criaturas y los forajidos espaciales. Ahí está, por ejemplo, la inclusión de un robot llamado SM-33 que logra brillar, más allá de tomar el esquema base que forjó hace 140 años la clásica novela de La Isla del Tesoro.
Pero si la propia Stranger Things pudo encontrar su rumbo propio, tras sus tropiezos nostálgicos en sus temporadas intermedias, quizás Skeleton Crew da con la fortuna de crear una aventura semanal que realmente explore nuevos territorios. Aquellos que permitan validarse por su cuenta, en vez de seguir con un avance que se agarre, sea como sea, del cogote de Spielberg.
Los dos primeros episodios de Skeleton Crew, subtitulada en Latinoamérica como viaje a lo desconocido, ya están en Disney+. El resto de los capítulos de su primera temporada se estrenarán semana a semana hasta enero.