Cómo evitar el desgaste y aumentar la vida útil del frigorífico en el negocio

El correcto movimiento de aire consigue una uniformidad en cuanto a la temperatura, evitando que los alimentos no se resequen o pierdan propiedades.

No sobrecargar la máquina ni dejar las puertas sin cerrar bien, así como tratar de abrirlas sólo cuando sea necesario para vender o recargar mercaderías, son algunas de las medidas más básicas que puede adoptar un almacenero para evitar el deterioro prematuro de los equipos que le permiten mantener sus productos refrigerados o congelados, según la necesidad.

"Para aumentar la vida útil de estas máquinas, sea un frigorífico, un refrigerador o una vitrina refrigerada, lo más importante es no tapar con ningún producto la salida del aire y no recargarla con productos que topen las paredes", explica José Manuel Saldaña, docente de la Escuela de Administración y Negocios en Duoc UC.

Y añade que "también es clave la mantención cada seis meses, lo que permitirá vaciar los estanques de polvos y bichos (baratas, cucarachas, etc) que se aglomeran alrededor de los motores. Esto es importante porque el correcto movimiento de aire hace que se consiga una uniformidad en cuanto a la temperatura sin que los productos se resequen o pierdan alguna de sus propiedades. Además hay que estar constantemente revisando el motor y el termóstato, ojalá cada dos meses".

Ojo con las fallas

Consultado respecto de cuáles son las fallas más habituales que se presentan en estos equipos, el académico menciona la acumulación de hielo, por lo que recomienda el uso de máquinas con tecnología "no-frost"

"La fuga de gas es otro problema y tal vez el más grave de todos, porque la mayoría de las fugas en los frigoríficos no tienen solución. O son arreglos muy costosos o la fuga de gas es difícil de detectar".

En cuanto las características que debería tener el lugar del local donde se instala el aparato de refrigeración, el experto en neurociencia aplicada a las ventas menciona la posiblidad de instalar "ventiladores externos que mantengan el aire con alto nivel de oxigenación. Y nunca pegar las máquinas a una pared".

En esa línea, Saldaña apunta que "en caso de falla, y de no tener la garantía, hay que buscar una persona que tenga experiencia demostrada, que efectivamente se comprometa a tener tiempo para repararlo".

Varias opciones

Sobre las mejores opciones a las que puede optar un almacenero en esta materia, el docente menciona "las máquinas de frío estático, que son perfectas para conservar los alimentos, pues los mismos no se resecan y mantienen su grado de humedad. Además, están las vitrinas de frío ventilado, que es un refrigerador que mantiene la temperatura constante en todo el espacio comprendido de la vitrina.

"Hoy los modelos que existen en el mercado, así como las diferencias entre cada uno de ellos, son: vitrina-mostrador (carnicerías, panaderías y pastelerías); murales (productos lácteos, embutidos y carne en supermercados o tiendas de autoservicio); vitrinas de conservación (helados o alimentos congelados) y vitrinas para tapas (se suelen colocar encima de la barra de un bar para proteger los alimentos)", detalla.

Respecto del orden de las mercaderías al interior de estos equipos, el académico explica que "en el mundo de la neurociencia aplicada al marketing, y considerando la visión humana para incentivar la compra de los clientes, es importante que el almacenero tenga presente el concepto de cubicación de sus máquinas refrigeradas. Esto se refiere a la cantidad de productos que caben de acuerdo a los metros cuadrados al interior de los refris. Nunca un producto debe estar por sobre el otro y tampoco mezclar mercaderías que pertenecen dentro de la mercadotecnia a familias distintas, ejemplo, mezclar lácteos con verduras y carnes, eso el cliente lo percibe como un local no limpio y desordenado".

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