La iniciativa cuenta con el apoyo de Elige Vivir Sano y la meta es llevar la innovación a otras comunas.
El estilo de vida ha cambiado velozmente y, con la urbanización creciente de las ciudades, la construcción de supermercados también se ha incrementado. Así, este fenómeno ha llevado a que las personas cada vez menos salgan a comprar frutas y verduras a las tradicionales ferias.
Por lo mismo, y debido a este cambio de comportamiento y para recuperar a los clientes, ya sea por falta de tiempo o simple desconocimiento, surgió la iniciativa de crear las ferias vespertinas, que llevan unos años realizándose en algunas comunas de Santiago a la salida de los metros.
Los primeros en darse cuenta de esta oportunidad de negocio fueron los feriantes de Quinta Normal, que al ver el gran flujo de personas que circulaban por las estaciones postularon a un proyecto Fosis con ayuda de la municipalidad de la comuna, buscando instalarse con sus productos cerca del tren subterráneo.
Tras lograr la aprobación y el financiamiento, los emprendedores adquirieron la infraestructura para instalar los puestos, además de los uniformes para identificarse como feria vespertina. En el 2015 pusieron la primera versión afuera del metro Blanqueado, y un año después lo repitieron en la estación Gruta de Lourdes con gran éxito.
"Empezamos un día viernes, como marcha blanca, y fue tanto el éxito que la gente nos pidió otros días, así que ahora estamos realizándolas miércoles y viernes en metro Blanqueado, y martes y jueves en el metro Lourdes", comentó Marco San Martín, presidente de la feria Blanqueado y Lourdes.
Esta iniciativa ha sido replicada en otras ciudades del país, llegando a ser incluso más grande, como en Copiapó, que cuenta con 50 comerciantes; o Requinoa, que registra 300 puestos.
Apoyo estatal
Dado el éxito de las ferias vespertinas, el Gobierno decidió financiar iniciativas similares en otras comunas con el programa Elige Vivir Sano. Así fue como se sumaron otras siete ferias nocturnas en distintas comunas, como La Pintana, Quilicuray Renca, entre otras.
En el caso de los barrios que no cuentan con estaciones de Metro cerca, las ferias se ubican en los bandejones más concurridos.
Si bien el Gobierno deja que los feriantes vendan sus productos sin fiscalización, son los mismos comerciantes quienes se regulan, evitando ofrecer alimentos chatarras y priorizando productos saludables.
"Tenemos conciencia de que el producto que debemos vender debe ser de primera calidad. En las ferias libres no está autorizado vender comida chatarra, nosotros intentamos que no estén, pero la fiscalización de eso lo tiene ver la autoridad", indicó Froilán Flores, vicepresidente de Asof.