Óscar Torres quedó viudo hace menos de un año, y junto a su hija, intentan reponerse con la heladería "Violeta", ubicada en la comuna de Independencia.
No ha sido nada de fácil la vida de Óscar Torres (66), al menos en estos últimos años. En 2015 su destino giró en 180º, luego de sufrir un accidente en su trabajo como operador de maquinaria pesada.
Fue llevado al hospital y allí tuvo un paro cardiaco de 8 minutos. Por si fuera poco, sufrió además dos accidentes cerebrovasculares, los que le generaron algunas secuelas. Su estado de salud le impidió desempeñarse en sus antiguas labores y fue pensionado por invalidez.
Ante eso, tuvo que ingeniárselas en encontrar un nuevo rubro y fue así como nació el proyecto de vender helados. Sin embargo, la vida le deparó un nuevo golpe: a su esposa le detectaron un cáncer al pulmón y en solo seis meses falleció.
El duelo fue largo, pero el proyecto no fracasó. Óscar pudo arrendar un local y levantar su heladería,ubicada en calle Huasco 1915, en la comuna de Independencia, y que ahora lleva el nombre de su esposa: "Violeta".
"El proyecto lo teníamos entre todos , por eso le pusimos Violeta. Ella también fue parte de esto. Mi hija me ayudó a pintar el cartel y a diseñar los delantales", relata Óscar, quien vive con su hija, Ayleen Torres (23), quien lo ayuda por las tardes en la caja.
En relación a sus comienzos en el rubro, cuenta que llegó gracias a un amigo que lo ayudó. "Él tiene también una heladería en Huechuraba y me enseñó todo sobre esto. Qué maquinarias y utensilios comprar", señala.
Pandemia
Como a la gran mayoría de los comerciantes, la pandemia le pegó fuerte a Óscar. Tuvo que cerrar el local y luego de un tiempo vendió detergentes y desinfectantes para aprovechar esa difícil temporada invernal, en donde la presencia del virus estaba en su peak.
Pero luego de la tormenta salió el sol. Con la llegada del calor bajaron los casos, y la temporada de los helados pisó fuerte. Óscar aprovechó la oportunidad y vaya que le ha ido bien. El 25 de octubre pasado, día del Plebiscito, volvieron a abrir la heladería "Violeta", y aprovechando la gran afluencia de público en los locales de votación, el regreso fue todo un éxito. "Vendí una caja entera de 300 barquillos y solo en ese día hicimos casi 200 lucas en ventas", reconoce Óscar, quien en su local ofrece una gran variedad de sabores, y que tienen la particularidad de ser helados sin leche.
Pero pese a que le está yendo bien, el dueño de "Violeta" siente que aún le faltan muchas cosas para mejorar su local. Una de ellas es poner un toldo en la fachada para evitar la llegada del sol y también "una terraza bonita para que la gente se siente y pruebe los helados", afirmá Óscar, quien no pierde las esperanzas en poder seguir perfeccionando su negocio.