El profesor Carlos Catalán, encargado de Laboratorio de la Escuela de Construcción de DUOC UC, describe el funcionamiento de la alta tensión. Además, entrega importantes consejos para la seguridad del maestro.
La alta tensión se utiliza para transportar la electricidad a grandes distancias, desde las centrales generadoras hasta las subestaciones eléctricas, las cuales se encargan de suministrar energía a nuestras viviendas.
Para que la electricidad llegue a nuestros hogares, esta pasa por transformadores que hacen que la energía de alta tensión pase a baja tensión. Esta es la que usan la mayoría de los aparatos eléctricos y es menos peligrosa que la primera. Con el fin de evitar el riesgo de accidentes, las viviendas deben estar protegidas por los interruptores y diferenciales que tenemos en la entrada de las casas, los que otorgan mayor seguridad.
Para poder realizar trabajos o reparaciones, siempre se debe tener conocimiento y/o ejecutar con la ayuda de un profesional. Corroborar siempre que la energía esté cortada a la hora de trabajar, ya que, por muy pequeña que sea la tarea, el más mínimo roce con algún cable en mal estado podría generar consecuencias fatales.
Una instalación eléctrica debe contar con instrumentos de protección o control dentro de ella y/o circuito, el que además será un indicador de las fallas que se pueden generar en la red, como el sobreconsumo o el calentamiento.
La instalación eléctrica debe contar con las siguientes medidas de seguridad: interruptor diferencial; tomas a tierra; automáticos de protección calculados para la corriente nominal; respetar las normas, tomas y diámetros de los cables de acuerdo con la potencia del receptor o equipo y material eléctrico normalizado e interruptor disyuntor.
Estos elementos protectores siempre deben estar considerados al realizar este tipo de trabajos. Entre las principales causas de accidentes se encuentran las instalaciones antiguas, la instalación con personal no capacitado, la exposición a la sobrecarga, la falta de mantenimiento, el uso inadecuado o inexistente de sistemas de protección, el uso de productos de mala calidad, las fallas en aparatos y artefactos eléctricos, el desconocimiento de normas y la falta de criterio.
Debemos ser conscientes de que, cuando compramos productos de dudosa procedencia, estos generalmente no cumplen con las normas técnicas que aseguran su buen funcionamiento. Por eso, no es para nada recomendable la compra de insumos falsificados.