Se trata de 12 pájaros multicolores de las cuales cuatro guacamayos verde amarillo (Ara Ararauna), dos loros habladores (Amazona Aestiva), un guacamayo rojo (Ara Cloroptera), un loro harinoso del amazonas (Amazona Farinosa) y cuatro cardinales Rey del Bosque (Pheucticus aureoventris), los que venían apiñados en una estrecha caja de zapatos.
"Los loros y guacamayos estaban hacinados en una caja de cartón de 60 por 40 centímetros de ancho. Se les veía muy débiles e incluso no emitían ruido alguno, por lo tanto creemos que quizás fueron dopados para ocultarlos. Es un hecho lamentable porque se trata de especies de la selva que son ingresadas por pasos no habilitados y sometidas a mucho estrés", contó el dire regional de la Aduana de Iquique, Ricardo Aceituno.
Las avecitas se pegaron el pique arriba de un camión chileno, que transportaba verduras, desde la selva peruana con destino a Santiago, cruzando por el paso Chacalluta en Arica. Fue durante un control rutinario en Iquique que volaron plumas y todo quedó al descubierto.
"Tras inspeccionar la carga, el fiscalizador se dirigió a la cabina y el chofer argumentó que no podía ingresar porque su copiloto estaba durmiendo. Tal situación hizo prever al fiscalizador que algo no estaba bien y revisó toda la estructura, hallando una caja oculta debajo la litera", agregó Aceituno.
Tráfico millonario
El tontorrón, al ser sorprendido, explicó que los guacamayos se los llevaba a su familia en una especie de paleteada, sin embargo dicha explicación no se la creyó nadie, ya que es sabido que el tráfico de estos pajaritos es un negocio que mueve varios millones de pesos.
"Las 12 aves tiene un valor aduanero que supera los 11 mil dólares (onda cerca de 8 millones de pesos en total)", parló el dire.
"El chofer y su acompañante indicaron que las aves habían sido compradas formalmente y exhibieron un papel que supuestamente era del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG). Sin embargo, al analizar el documento éste carecía de firma, timbre y ubicaba a las especies como adquiridas en Santiago", indicó.
El conductor, quedó libre pero apercibido, arriesgando irse directo a la cana por contrabando de especies exóticas y una multa de 9 palos que de seguro le dolerá el bolsillo. Mientras que las cotorritas se fueron al SAG para su cuidado.