Dicen que la Villa Olímpica es como Las Vegas: pura lujuria entre los deportistas. Pero Ingrid De Oliveira, la brasuca seca para los clavados, se fue al chancho y se pegó una maratón sexual con el remero Pedro Goncalves, por lo que le pidió a su compañera de equipo y habitación, Giovanna Pedrosa, que la dejara sola una noche.
El tema tomó vuelo y tuvo que meterse el Comité Olímpico Brasileño a decir que una cosa es un rapidito y otra un dale que dale, por lo que decidieron expulsarla de los Juegos. Ah, y su partner decidió que no competirá más con ella.