Sea la versión de Las Vegas, Miami o Nueva York, los fanáticos de CSI casi siempre quedan hipnotizados a la hora de cachar las máquinas que usan en sus laboratorios para identificar a sospechosos con huellas, sangre, saliva, pelos o fotos.
Con la duda de si acá existía una cosa así es que fui a hablar con los polis verdes, quienes nos contaron que una unidad especial se dedica exactamente a eso: el Laboratorio de Criminalística de Carabineros, también conocida como Labocar, que depende de la Dirección de Investigación Criminal.
El capitán Raúl Fuenzalida nos contó la firme sobre cómo funciona el asunto y hasta entregó unas papitas de qué hacer en caso de sufrir un robo.
Las huellas de los dedos
Pa' empezar a explicar esto hay que diferenciar los tipos de huellas dactilares que existen. Están las visibles y las latentes.
Según sapeó el capitán Fuenzalida, las visibles son aquellas que cualquiera puede ver, por ejemplo esas que quedan marcadas en la pantalla del celular o un vaso de vidrio cuando uno lo toca con la mano después de picar papas fritas o las que aparecen en manchas de sangre en las películas.
Por su litro, las latentes son esas que están ahí, pero no se notan. En estos casos entra la ciencia detrás del polvo. Me refiero a los polvos higrocópicos, que logran convertir en visible esa huella. Haga la prueba con harina en la casa. Toque la superficie de una taza -por decir algo- y luego espolvoree harina en el lugar. De ahí me cuenta si le funcionó el truco. Nuestro poli amigo soltó que hasta que algunos delincuentes tratan de salvarse de esta prueba usando guantes o cubriéndose las manitas y fallan en el intento. Los pillan igual.
Una vez logran extraer o levantar la huella (como le dicen técnicamente al asunto), meten esa huella a un programa de computadora que empieza a buscar la coincidencia entre ese dedo y la base de datos de condenados, cuenta el capitán. ¿Y si no aparece el "match"x?x Un caso como este fue el de la colombiana descuartizada que apareció en el río Mapocho: La huella se manda a policías de otros países o a una policía internacional llamada Interpol para que hagan el mismo procedimiento.
Ya sabe. Si le roban, llame al 133 y no toque nada. El culpable puede haber dejado la marca de sus manitos por ahí y puede que no se vea.
El ADN
El ácido desoxirribonucleico, conocido como ADN, tiene información sobre cómo nos vamos a desarrollar y cómo funcionamos. O sea, sabe más de nosotros que nosotros mismos y quien pueda sacar la info nos va a cachar todo, incluso cómo nos llamamos.
Pero esos datos hay que saber de dónde leerlos y cómo leerlos. Pá que se hagan una idea, muestras de ADN pueden sacarse de ropa, cigarros, pelos, saliva, semen, el concho de piscola o chela que no te tomaste, del vaso si te mandaste el contenido al seco, entre otras cosas. ¡Cuático!
Como hay un montón de delincuentes que cometen ilícitos a cada rato, hay un registro de ADN de cada persona que mete las patas hasta el fondo y termina en cana. Muchos otros no estamos en esa base de datos, pero al comparar la muestra sacada de alguna parte con una de una persona investigada aparece clarito que vienen del mismo sujeto y paffff: tenemos un culpable. Esta misma tecnología la usa el Servicio Médico Legal para identificar a quién pertenecen restos humanos como huesos o piel en casos de detenidos desaparecidos, pero ahí se le toma una muestra a un familiar y se contrata con la del fallecido.
Las balas
Cada bala, nos explica el capitán Fuenzalida, también entrega la pulenta cuando la disparan. Imaginen un proyectil a lo CSI: cuando alguien aprieta el gatillo de una pistola, una especie de martillo chico golpea la parte trasera de la bala. Ahí se produce una pequeña explosión, dejando salir el proyectil fuera del arma de fuego.
Esto último deja marcas en ambas partes de la bala, permitiendo identificar de dónde salió un tiro. Así es como se cacha quién disparó y cuánto en caso de una balacera o quién es el dueño de la bala que mató a alguien, por ejemplo.
Reconocimiento del caracho
Hoy estamos llenos de cámaras en todos lados, por lo que es común encontrarse con videos en casos de asaltos en lugares públicos. Como las cámaras son cada vez más bakanes, cada día hay imágenes de mejor calidad, las que permiten sapear quién es el que comete el delito.
Esto está cambiando también la calidad de las pruebas que se llevan a tribunales para enjuiciar a los delincuentes y así sacarlos de la calle y meterlos en cana. "La era del testigo y el informante está llegando a su fin. Hoy las pruebas científicas dan una certeza que es la que el fiscal requiere", suelta el capitán.
Finalmente nos aclara un duda que mucha gente tiene. Si acaso los videos sirven como prueba en tribunales. "Desde la entrada en vigencia de la nueva Reforma Procesal Penal hay libertad probatoria. Cualquier cosa puede ser una prueba: grabaciones en video, audio, etc. Antes sólo un par de cosas podían servir para aclarar un caso. En materia penal, sirve. En cambio en materia civil no hay libertad probatoria y los medios de prueba son limitados y determinados", cierra Fuenzalida.
Ya saben. Los que tengan en mente empezar a portarse mal, piénsenlo dos veces. Es más probable que los pillen a que se "la lleven pelá".