A Navarro se le congeló hasta el píloro en la Antártica

Si a Ramón Navarro le hubieran puesto una ducha después de salir del agua de la Antártica, lo más probable es que no se hubiese atrevido a usarla pa’ no pasar vergüenzas viriles.

Claro, poh. Si allá, entre el manto de nieve eterna, el frío amarga hasta al "Pichulotote". Capaz de meterle cuco al más rudo, incluso a nuestro capo de capos del surf, que de todos modos aguantó como pudo y sumó otro logro histórico para Chilito: ser el primer rider en montar una ola en el lugar más austral del guorld, junto a su colega gringo Dan Malloy, quien aperró con él en esta chifladura.

"Llevamos trajes secos para el agua, pero si te quedabas sin moverte, se te congelaba todo. En los momentos cortos en que nos sacábamos la ropa, hacía un frío que no puedes imaginar. No sentía ni los pies ni las manos", chacharea al diario pop Navarro, quien la hizo de oro en la modalidad tow-in (remolque a través de una moto de agua).

Tras navegar en el buque Aquiles de la Armada, el pichilemino se quedó 12 días en la Antártica hasta pillar la ola deseada, la que alcanzó tres metros. Si bien la aventura sucedió en diciembre, su marca Redbull recién quiso dar a conocer la buena nueva ayer, pa’ no matar la sorpresa del documental que prepara sobre la locura entre los hielos.

Pa' Navarro, esta locura "no se compara a ninguna otra. Jamás había ido a un lugar tan inhóspito; a veces surfeábamos a las 5 AM, ya que en esta época no hay noche. Otras veces, el tiempo cambió de seminublado a tormenta de nieve y estuvimos perdidos media hora en el mar", descasetea.

Pero lo bacán de la historia también pasó por lo humano. Porque también saboreó la cocina de los miembros de la base Eduardo Frei Montalva. Y vaya si tienen mano de monja: “Comí puras cosas calóricas y chilenas: cazuela, lentejas, carbonada, garbanzos. Igual llevé mis bebidas energéticas. Nos trataron mejor que en un hotel, jajá”.

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