La imagen del quiltro chileno chico y flaco como el perro Washington de Condorito, que no pesaba más de diez kilos, estaría pasando de moda.
Según investigadores de la Universidad Iberoamericana, el nuevo quiltro chileno ha mutado y crecido debido a la cruza con razas grandes como los rottweiler, pitbull, dogos argentinos y labradores.
El nuevo perro callejero puede pesar en promedio 25 kilos, tiene casi tanta fuerza en la mordida como un león y la capacidad digestiva de dejar la calle entera cochina.
En el país hay alrededor de tres millones de perros y en Santiago la cifra llega al millón 300 mil. De ellos, según el veterinario Carlos Barrera, el 4% corresponde a perros vagos, y el 96% restante se divide entre mascotas bien cuidadas y las que denominó como callejeros, es decir, perros con dueño y chipe libre para salir a dar una vuelta solito.
El pequeño porcentaje de perros vagos no sería tan peligroso para los transeúntes como los callejeros, porque los primeros, debido a que nadie los cuida, llegan a vivir en promedio sólo un año.
Los callejeros tienen la guatita llena y fueron responsables de la gran mayoría de las más de 26 mil personas que fueron mordidas el año pasado.
Barrera contó que la educación de los dueños y la reproducción responsable de los animales es importante porque una perrita buena para poner los ojitos blancos puede llegar a tener 4 mil 500 descendientes en siete años.
El académico Christian Vittori llamó a la gente a informarse sobre las características del perro que desee tener porque hay que ser muy gil para meter un gran danés a un departamento de un ambiente.
Vittori agregó que en los recorridos que los voluntarios de la universidad hacen por la capital han recibido más denuncias de vecinos sobre perros agresivos y la cantidad de ellos.
Contó que también han comprobado mientras esterilizaban animales, el cambio morfológico en las mascotas que ahora parecen osos polares con distemper.
Los callejeros se dividen entre un 65% de machos y 35% de hembras. Entre ellos en las manadas se distingue un macho alfa dominante cada vez más agresivo y grande.
Aclaró que los descendientes de las conocidas como razas peligrosas no tienen por qué ser agresivos porque alrededor de un 80% de su personalidad dependería de la forma en que fue educado y el resto sería genética.
El llamado es a que los dueños de perros no los dejen salir solos porque son un peligro público cada vez más grande y fuerte.