A "Sor Teresa" casi se le cae pelo en mimbremóvil

Resulta peludo imaginar hoy, en plena era del Transguáter, que antiguamente los titanes de zonas rurales cercanas a la capital utilizaban carretas de mimbre como buses de acercamiento, entre la estación de tren y los fundos donde pelaban el ajo.

No existía la tarifa integrada ni menos la tarjeta bip!, como medio electrónico de pago. Y era mucho más expedito.

En Chimbarongo, Sexta Región, se conserva uno de estos vehículos, que fue el chiche de la versión 2008 de la tradicional Fiesta del Mimbre que todos los años organiza la muni local.

El propietario es José Miguel Valdivieso, quien la utilizó en su fundo "Los Encinos del Perejil" durante los años cincuenta, cuando escaseaban las bicis y pocos tenían auto.

Como la carreta se deterioró con el paso de los años, la mandó a restaurar donde Ignacio Pinto (43), un conocido artesano de la zona y experto en mimbre llamado simplemente "On Nacho".

FIESTA

Una vez que este sohua la dejó tiquitaca, le pidió a Valdivieso conducirla, junto a su noble yegua "Sopaipilla". Lo hizo en marzo, durante el evento costumbrista.

En esa oportunidad, subió al vehículo a dos ilustres visitas que se dejaron caer en Chimbarongo: La ministra de Cultura Paulina Urrutia y el mandamás del Senado, el colorín Adolfo Zaldívar.

- ¿Qué significa para usted este coche de mimbre?

- Mucho. Representa una vieja tradición de campo. Tiene historia, ya que fue el primer medio de transporte que tenían los trabajadores de este fundo para llegar a la antigua Estación de Ferrocarriles de Chimbarongo.

- ¿Siempre lo guía junto a la Sopaipa?

- Sí. Yo soy el único que lo maneja por orden de su dueño.

- ¿Qué sintió al transportar a esas personalidades?

- En el caso de la ministra Urrutia, me dijo que le asegurara que no se iba a caer. También me preguntó si la yegua era mansita. Le dije que se subiera con confianza, nomás, que con la Sopaipilla estaba súper segura, pero no conmigo, porque yo soy travieso.

- ¿En serio?

- Se pegó el alcachofazo que era una broma y después se mató de la risa.

J. Pinto/ J. Salas

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