Abuelitos escuchan el acordeón de su hijo y se ponen bailarines

Mario Acuña y Eliana Clavería reciben todas la tardes la visita de su hijo Gonzalo, quien con su música les alegra el encierro. b Se están cuidando para celebrar el próximo año sus 50 años de matrimonio.

Los atardeceres de Hualpén cambiaron para siempre desde la llegada del coronavirus a nuestro país. Y quienes encabezan la lucha contra el bicharraco, en ese bastón de la resistencia penquista, son dos abuelitos. Se trata de Eliana Clavería (73 años) y Mario Acuña (70), un matrimonio que decidió dar la pelea bailando.

Sí, tal como lo lee, bailando. Todo comenzó hace dos semanas atrás, en un almuerzo familiar. Allí, junto a sus tres hijos, decidieron que era tiempo de abandonar sus actividades sociales y permanecer en casa hasta nuevo aviso.

"No era fácil. Ellos son bien activos, participan en un grupo que le da batalla al Parkinson, trabajan en una biblioteca para personas que tienen enfermedades mentales y estaban buscando financiamiento para construir una capilla en el sector, pues ya se habían conseguido el terreno", nos contó su regalón Gonzalo (45).

El mismo que se transformó en el "brazo armado" de esta insigne pareja, pues se comprometió a pasar todas las tardes a ver cómo estaban y recibir instrucciones para que las obras continuarán.

"Mi bella compañera Margarita Orellana les preparó el pastillero (su padre sufre de hipertensión y diabetes) y yo decidí acompañarlos con música", agregó "Chalito".

Y es aquí donde su historia se transforma en bella y se masifica, ya que Gonzalo no puede entrar a verlos. "Trabajo todos los días en obras, manejo maquinaria pesada y estoy en constante riesgo de contagio, por lo que llevo mi acordeón y lo toco desde la reja", detalló.

Fue entonces cuando un vecino lo grabó y lo subió a redes sociales, alcanzando tal notoriedad que hasta Pancho Saavedra irá hoy a verlos para alegrarles el día.

El hijo músico

"Hace como dos años que me interesé en este instrumento y empecé a practicarlo. A mis papis siempre les gustó y la primera canción que me aprendí fue 'Que Pena Siente el Alma' de la Violeta Parra. Cuando la toqué, ellos la bailaron altiro", rememoró el músico.

Tema que ahora es obligado en su repertorio vespertino, cuando llega a la casa de sus "viejitos" y los hace danzar al ritmo del acordeón. "Se alegran cuando me ven llegar y bailan todas las canciones, pues así se sienten activos y no echan tanto de menos todas las obras sociales que tenían", insistió nuestro entrevistado.

Acto seguido, reveló el secreto mejor guardado en esta danza que emocionó a Concepción y sus alrededores. "Toda la familia quiere cuidarlos más que nunca, pues en febrero del próximo año cumplen 50 años de casados y queremos celebrarlo en grande. Por eso ahora evitamos cualquier posibilidad de contagio y si tengo que venir todos los días a tocar en su puerta, lo haré", concluyó el "Gonza".

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