A principios de los '90 se comentó en la prensa que Michael Douglas se había vuelto adicto al sexo tras protagonizar Atracción Fatal. El actor tuvo que someterse a una terapia sicológica para superar su gusto exacerbado por tener relaciones íntimas. Tras esta historia, muchos se preguntaron, ¿puede alguien "normal" ser adicta al sexo?
Sicológicamente esta adicción está descrita como "la necesidad incontrolable por el sexo de todo tipo... y su motivación lúdica está fijada con las relaciones sexuales con otras personas hasta masturbación o un ávido consumo de pornografía".
Como todas las personas son diferentes, lo que para algunos puede ser mucho deseo, para otros puede significar poco. Por ello, se habla de hipersexualidad cuando el comportamiento causa incomodidad o impide el funcionamiento social.
Las características de los adictos al sexo son:
n Una frecuente estimulación visual que hace que el individuo exacerbe su natural sexualidad hasta la adicción.
n Esto provoca que se autoestimule genitalmente y una vez alcanzado el punto de orgasmia, puede no resultar en la satisfacción emocional (o sexual) a largo plazo del individuo; o bien escale en mayores grados de placer.
n En ocasiones, la hipersexualidad va acompañada de sentimientos de culpa.
n Los hipersexuales pueden tener problemas laborales, familiares, económicos y sociales.
n Su deseo sexual los obliga a acudir a prostíbulos, comprar artículos pornográficos, buscar páginas sexuales, realizar llamadas a líneas eróticas, buscar el contacto sexual mediante citas a ciegas, entregarse al sexo ocasional con desconocidos, etc., haciendo que su vida gire en torno al sexo.