Adoptaron a una hija china, pero terminaron asesinándola: el macabro crimen de abogada y periodista

La pequeña Asunta junto a sus padres adoptivos.

Hace 10 años, el matrimonio denunció la desaparición de la pequeña. Luego se conocerían siniestros detalles de un plan premeditado.

Para muchos, el caso de Asunta sigue siendo una incógnita a diez años del crimen que remeció a España.

Se trata del homicidio contra una niña de 12 años, cuyo cuerpo fue hallado el 22 de septiembre de 2013 en una autopista del municipio de Teo, próxima a la ciudad de Santiago de Compostela.

Si bien, el día anterior, sus padres habían denunciado la desaparición, finalmente ambos fueron condenados a 18 años de prisión. Eso sí, siempre negaron haber matado a la niña de origen chino.

El crimen de Asunta Basterra Porto

El periodista Alfonso Basterra y la reconocida abogada Rosario Porto parecían el matrimonio perfecto. Para consolidar su pactó de amor, ambos profesionales decidieron adoptar a una niña china nacida el 30 de septiembre de 2000 en la ciudad de Yongzhou.

Según cercanos al comunicador, su personalidad cambió drásticamente tras conocer a Rosario. Atrás quedaron las juergas con sus colegas, para dar paso a un vida familiar, principalmente abocada al cuidado de Asunta. Por su parte, Rosario siguió con sus labores profesionales, aunque algo más desapegada a cumplir el rol de madre.

Por motivos que se desconocen, el matrimonio se separó. Fue en este contexto que comenzaron a surgir situaciones a lo menos extrañas y que, puntualmente, repercutían en el estado de la menor.

El día que todo cambió

El 21 de septiembre de 2013, Rosario y Alfonso denunciaron la desaparición Asunta Yong Fang (su nombre original). Al día siguiente, cuando el cuerpo de la niña fue hallado en la carretera, los primeros indicios daban cuenta de la intervención de terceras personas.

Junto al cadáver aparecieron restos de cuerda idénticos a los que la policía halló en la casa de Porto, ubicada en una propiedad cercana al lugar de los hechos.

Con este y otros antecedentes, los investigadores decidieron aprehender a la mujer. De hecho, no tardaron en acusarla del homicidio debido a “las incongruencias y ambigüedades” de su relato.

Y la sorpresa sería mayor: el 25 de septiembre, cuando la noticia ya se difundía en los portales locales donde alguna vez trabajó, la Guardia Civil arrestó a Alfonso Basterra, a quien se le acusó de participar en el crimen.

¿Todo planeado?

Debido al prestigio de los padres y su posible participación en un macabro asesinato de una niña por asfixia, la atención de los medios no tardó en centrarse en el denominado caso Asunta.

En la apertura del juicio oral, el juez no se guardó nada. Habló de “un plan premeditado”, de un ataque “ejecutado de forma gradual” e incluso dijo que resultaba “imposible sin la participación, o al menos el consentimiento de ambos imputados”.

Ya en junio de 2014, cuando el proceso judicial era seguido por todo España, el fiscal del caso pidió 18 años de cárcel para cada uno. A modo de respaldar su solicitud, entregó detalles del homicidio “por medio de la compresión que le aplicaron sobre la boca y nariz” a Asunta.

También explicó que la pequeña “sufrió náuseas y vómitos”, por lo que no pudo oponer resistencia “de modo efectivo”. Asimismo, aseguró que los padres “la ataron por los brazos y los tobillos” antes de morir y que, finalmente, la trasladaron a pocos kilómetros de la casa de Rosario.

Análisis y relato clave

Otro factor clave que sustentó la tesis del fiscal fue el resultado de los análisis toxicológicos que se realizaron en el cuerpo del niña. Según se pudo comprobar, Asunta estaba recibiendo dosis elevadas de ansiolíticos, los que probablemente eran suministrados a través de sus comidas.

Según los expertos que indagaron al respecto, la menor había ingerido por lo menos 27 pastillas de Orfidal de un miligramo el día de su muerte.

A esta tesis se sumó la declaración de dos profesoras de Asunta, quienes acusaron a Alfonso Basterra de llevar a la niña “drogada” al colegio.

De acuerdo el sumario del caso, los padres intoxicaron a la pequeña hasta en cuatro ocasiones antes del crimen.

Jamás lo reconocieron

Pese a las pruebas en su contra, Alfonso y Rosario mantuvieron su postura: dijeron ser inocentes y negaron haber suministrado medicamentos la niña.

Sin más, el jurado popular declaró culpables a Rosario Porto y Alfonso Basterra.

Por su parte, la sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña halló culpables a los padres adoptivos de la niña, por lo que ambos fueron sentenciados por el asesinato con la agravante de parentesco.

En la actualidad, Alfonso Basterra sigue encarcelado en la cárcel de Teixeiro, mientras que Rosario Porto tomó una drástica decisión: el 18 de noviembre de 2020, fue encontrada ahorcada en su celda de la cárcel de Brieva.

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