El investigador privado Dante Yutronic Cavagnaro por fin confesó que pinchó los teléfonos del asesinado ex martillero Jaime Oliva Robles.
El dueño de "La casa del espía" reconoció el delito en la tarde de ayer, mientras era interrogado por detectives de Homicidios en el cuartel Independencia de Investigaciones.
Yutronic dijo a los policías que durante el espionaje que en octubre de 2007 le encargó el empresario Gerardo Rocha interceptó los teléfonos del anciano, quien fue asesinado la noche del 21 de febrero, en su casa de El Quisco.
Con esas declaraciones, Yutronic quedó aliñadito para que el fiscal Vinko Fodich lo tire a la parrilla por infringir la Ley de Telecomunicaciones.
"Estoy más tranquilo por mí y por mi familia", dijo Yutronic a la salida del cuartel, escoltado por su abogado y fiel escudero, Aldo Duque.
En su relato, que no duró más de una hora, el "detective privado" también confesó que mintió al decir que era Gerardo Rocha quien pinchaba los teléfonos y no él.
Junto con echarse la culpa de todo, Yutronic contó además que fueron dos hombres los que le ayudaron a intervenir los teléfonos. Son técnicos de una empresa a los que les pagaba 5 millones de pesos mensuales por el "trabajito".
Altas fuentes policiales dijeron que Yutronic reconoció que, por orden de Rocha, también tenía pinchados los teléfonos de su pareja, Verónica Espinoza, de una hermana de la mujer y de varios empleados sindicalizados de la Universidad Santo Tomás.
En el interrogatorio, Yutronic echó al agua y entregó los nombres de todas las personas que lo ayudaron a espiar y escuchar las conversaciones del ex martillero quisqueño.
Las turbias movidas quedaron al descubierto en los correos electrónicos que Dante le enviaba a Rocha. En ellos le aseguraba al empresario que tenía pinchados los teléfonos del ex martillero.
En el cuartel de la policía civil, los peritos le hicieron una prueba de caligrafía a Yutronic, para saber si fue él quien escribió unos informes que recibió Gerardo Rocha, el fundador de la UST que está implicado en la muerte de Oliva.
Tras conocer la confesión del espía, el fiscal Fodich podría pedir una orden a un tribunal de Garantía para detenerlo y formularle cargos por infringir las leyes de Telecomunicaciones y de Inteligencia.
En 1998 el investigador privado cayó preso dos veces a la ex Penitenciaría por la misma lesera de andar pinchando teléfonos ajenos.
Estuvo durmiendo con un ojo abierto en la Calle 1, luego de ser procesado por su presunta vinculación con el crimen de la asesora del Ministerio de Vivienda, Marcela Casanueva. Esa vez se lo llevaron en cana porque ayudó a la fallecida matrona Ema Pinto a escuchar las conversaciones de su marido con la víctima.
Ese mismo año también estuvo en la casa del jabonero, luego de que lo pillaron espiando las reuniones que hacían los dueños de dos empresas de plásticos.
Los clientes de Yutronic querían saber los precios de la competencia para bajar los suyos y quitarle clientela.
Carlos Godoy S.