Al muy perla le faltó parar en carro de completos

La llegada a Chile del  "rockstar" Rafael Maureira  Trujillo tuvo más paradas que el Metro en la hora punta.

Desde temprano comenzó un operativo policial que involucró a 110 inspectores, dos comisarías de carabineros, un grupo de elite de gendarmes y tres vendedoras de bebidas.

Apenas el avión se posó sobre la pista número uno del aeropuerto Arturo Merino Benítez, los policías mostraron su fuerza para que ningún otro pedófilo piense en echarse el pollo.

Cuando la "comitiva" se estacionó cerca del grupo 10, con casi 40 minutos de retraso, media docena de camionetas con la sigla PDI en el capó rodearon la avioneta.

El Servicio Médico Legal (SML) le hizo hasta el control de sanidad a Maureira, que ya cachaba que la jornada sería larga y dura.

Justo a las15.51 las aspas del helicóptero de Investigaciones comenzaron a rodar.

FUNADO

En el cuartel Independencia le tocó hacer la primera combinación. Una cartola y la foto de rigor lo encaminaron hacia la segunda parada. Eran recién las cuatro de la tarde con 40 minutos y todavía no llegaba al catre de fierro de la Cárcel de Alta Seguridad.

"Yo pensé que la gente iba a estar más organizada para alegar en mi contra", le dijo el pedófilo a unos de los sabuesos que lo capturó.

El cochinazo había escuchado la funa que los familiares le hicieron a la salida del cuartel, pero le faltaba llegar hasta la Corte Suprema y saludar a la secretaria Carolina Herrera.

"Saco de weas" fue lo más suavecito que la turba le gritó al prisionero en la entrada de tribunales. Lo menos amable tenía que ver con una recogida de jabón.

Pese a la rabia de la gente, gendarmes y policías  tenían controlada la seguridad. En la puerta de Morandé se podían contar uzis, escopetas, rifles, pistolas, grupos de reacción táctica y cinco francotiradores.

La siguiente estación fue el 4° Juzgado del Crimen, donde conversó con la jueza (S) Ximena Sumonte, quien lo arrinconó durante dos horas para consultarle por su red de ayudistas.

Zacarach estaba chato, cansado y muerto de hambre. Recién a las 19.49 de la tarde terminó su recorrido en la Cárcel de Alta Seguridad. Tendrá 20 años para recuperar fuerzas.

Claudio Sanz S.

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