Alcalde embalsamó hasta las pulgas del Polilla

Antes de casarse, Guillermo Barros Echeñique (77), le preguntó a su mujer si aceptaría que su perro durmiera a los pies de la cama, y como ella le dijo que sí pisaron el palito.

El alcalde, que se sentó en el sillón municipal de Curacaví por primera vez hace más de 45 años, ahora le va a preguntar a su señora si le da permiso para ir a la reelección el 2012, porque ganas no le faltan al político conocido por su amor a los animales.

Su cariño sobre todo es con los perros, por eso acoge en la muni a unos 70 huachos a quienes les da techo y comida. Mucha gente les va a dejar mascotas, y otros a adoptar.

Que la Ley de Tenencia Responsable de Animales duerma hace años en el Congreso enfurece al edil. Lo considera una "vergüenza" porque por mientras muchas personas han sido "asesinadas o desfiguradas".

También se enoja cuando algunas munis sacrifican perros vagos. "Es contra la ley, ni siquiera el Servicio de Salud puede hacerlo si no sufren una enfermedad contagiosa".

Desde el 2006 esterilizan dos mil perras al año que por lo bajo habrían parido cinco crías, lo que equivale a 60 mil canes menos en una ciudad de 30 mil.

Barros siente una pasión especial por los quiltros porque los considera más inteligentes que los perros con pedigree. "En Curacaví cruzan la calle por los pasos de cebra, se lo prometo, es impresionante".

El finado Polilla (en la foto) guarda un lugar especial en su corazón, por eso mandó a embalsamar al perro que estiró la pata hace siete años y lo acompaña desde un rincón de su casa.

Otro perro que ha marcado su vida fue bautizado como Concejal porque siempre se metía en las reuniones, e incluso iba a misa. "Era muy piadoso", explicó sobre el pobre coludo con pinta de pastor alemán que murió atropellado hace seis meses.

Un orgullo de Barros es la colaboración que prestan sus perros en el centro comunitario de rehabilitación para discapacitados, donde unas mil personas acuden periódicamente.

Otra cruzada que le gusta es el trabajo que la muni realiza en la rehabilitación de drogadictos. Cree que una buena forma de evitar la delincuencia ligada al consumo es "distribuirla gratuitamente en establecimientos donde el drogadicto firma y le entregan una dosis, porque muchos delinquen para consumir. Los más ricos compran la droga, como la Marilyn Monroe, y también mueren de sobredosis, y hay gente de escasos recursos que sale a asaltar".

Para ayudar a los cabros destinó un rincón de una plaza para que se junten "a la vista de todos porque no es bueno esconderlos".

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