Líder Supremo iraní se las cantó clarita al gobierno norteamericano tras el asesinato de Qasem Soleimani. "Los criminales que han manchado sus manos con la sangre del general y de otros mártires en el ataque del jueves por la noche deben esperar una dura venganza", sentenció el ayatola.
Durante la madrugada del 3 de enero, el mundo occidental se enteró del asesinato del general Qasem Soleimani a manos de Estados Unidos, en las cercanías del aeropuerto de Bagdad, en Irak.
Su muerte desató la furia de los iraníes y, específicamente, del líder supremo de esa nación, Alí Jamenei, quien prometió que los norteamericanos "deben esperar una dura venganza".
Sus palabras dejaron atónitos a los mandatarios de las potencias mundiales. Por lo mismo, los gobiernos de China y Rusia decidieron intervenir en el conflicto para calmar las pasiones del ayatola y tirarle las orejas a Donald Trump.
A través de un comunicado, los gobiernos de dichas naciones informaron a la comunidad internacional que "están interesadas en reducir las tensiones y tomarán medidas conjuntas para crear condiciones para una solución pacífica de las situaciones de conflicto".
La intervención de las potencias deja en evidencia que el ayatola es un hombre decidido y que cumple sus promesas.
Jamenei nació el 4 de octubre de 1940 en Mashad, Jorasán, en el seno de una familia de religiosos chiítas.
Fue el segundo de los ocho hijos de Seyyed Javad Jamenei y Khadijeh Mirdamadi.
Cuando tenía 18 años se trasladó a la ciudad santa de Qom para realizar sus estudios de Teología.
En 1974, lo acusaron de cooperar con la insurgencia de los Combatientes Sagrados del Pueblo y pasó un tiempo en prisión.
A fines de los 70 formó parte del Consejo Central de la Asociación de Clérigos Combatientes de Teherán, de la Fundación de los Oprimidos y del Consejo de la Revolución Islámica.
En 1981, se convirtió en el primer Presidente religioso de la República y para el año 85 se repitió el plato y ganó sus segundas elecciones.
Cuando su maestro, Jomeini, falleció el 3 de junio de 1989, la Asamblea de Expertos designó a Jamenei como el nuevo guía espiritual y líder de la Revolución. Fue promovido, el 4 de junio, a ayatollah, dignidad superior del clero shií.
Su mano dura se ha hecho sentir en Irán, en específico, los trabajadores de la prensa y medios de comunicación. De hecho, en una semana cerró 16 diarios y revistas pro-reformistas.
Los que lo conocen en persona, saben que sus amenazas no son palabras al viento. Y si las potencias tratan de bajarle las pulsaciones, es por algo...