No tan feliz como su final en la teleserie "Esperanza" terminó la telenovela de la vida real de Álvaro Escobar, que hace diez días sufrió el robo a mano armada de su auto, y que le fue devuelto total y absolutamente calcinado. ¡Se pasó pa' quemado!
El atado ocurrió el viernes 13 de enero, cuando el actor se disponía a ingresar a su hogar en la comuna de La Reina.
Ahí dos tipos se acercaron al galán de la teleserie "Esperanza" y lo amenazaron para que entregara las cosas que tenía en su poder.
"Uno de los tipos me encañonó con una pistola. Era como los asaltos que uno ve en las películas, pero de más bajo presupuesto", contó el actor al diario pop.
Según la versión de Escobar, los antisociales lo insultaron a garabato limpio y repitieron varias veces: "Pasa todo lo que tengái", cuando cacharon que era el ex diputado.
"Se llevaron el auto, que era un Mitsubishi Outlander, mi teléfono, la silla de mi hija y un ratón Mickey", recordó el artista quien agregó que su hija lamentó la pérdida del ratoncito.
"Para ella era como su pieza, un gran espacio donde hace todo", remachó.
Tan shockeado quedó el actor -que interpretaba en la telecebolla a un ingeniero califa- con la acción de los delincuentes, que un vecino que apareció a los pocos minutos fue quien lo llevó a la 16ª de La Reina para hacer la denuncia respectiva.
"En realidad siento un poco de impotencia por el hecho, pero no tengo nada que hacer, no me armo muchos problemas. Sólo pienso que siempre puede ser peor", filosofó Escobar.
La máquina apareció completamente arruinada y convertida en chatarra cuatro días después del atraco. Cuando los verdes lo llamaron para decirle que la pérdida era "total", no quiso ir a buscarla hasta el viernes pasado. Ahí cachó que no le podía pasar ni un cambio.
"Me cobraron veinte lucas por llevarlo a la comisaría y veinte por llevarlo a la chatarrería. Ahí vendí lo que quedaba de él en cuarenta lucas, así que no gasté en transportes", afirmó el actor que interpretó hasta ayer a Juan Pablo Marticorena en "Esperanza".
Los amigos de Alvarito fueron súper paletas e hicieron causa noble con el mal rato que está pasando y le echaron una manito para que no se le cocieran las patas de tanto caminar.
"Ya superado el mal rato, tengo la suerte de tener unos amigos lo suficientemente solidarios que me prestaron un automóvil con el que puedo movilizarme a todos lados", remachó el otrora parlamentario que hizo un alcance: el auto que le pasaron sus compipas es de color fucsia.
"No importa el color, porque mi hija está feliz y le encanta pasear en él a todos lados". Fin.