El amor no tiene límites para crecer y alcanzar su plenitud. Esto se hizo realidad en la historia del imputado Jaime Montecinos (47), quien se casó con su pierna suave al interior de la cárcel de Osorno, donde se encuentra privado de libertad.
Montecinos, encanado hace 4 meses por un robo en lugar no habitado, dio el gran paso con su señora 20 años menor Claudia Bustamante (27).
Hace casi 9 temporadas que están juntitos y tienen dos hijos: Marcelo (5) y Fernandita (2). En el matricidio estuvieron presentes funcionarios de Gendarmería, familiares, vecinos y un compañero de encierro del novio.
"Fue precioso, aquí me dieron la oportunidad de casarme, por lo que doy las gracias a la institución y en especial al suboficial mayor Monsalve", dijo el hombre, quien corta las huinchas a la espera de su noche de bodas y luna de miel en Punta Cana.
Montencinos también espera una audiencia judicial para revisar sus medidas cautelares, con el objeto de saber si seguirá preso o le darán algún beneficio para volver a la calle.
Mientras, sigue con sus labores como encargado de las compras del negocio donde los internos se hacen de cigarrillos y otros productos.
"Acá todos me han felicitado, me dieron la mano. Quería ser el primero en casarme y fue bonito. Dicen que es malo casarse en la cárcel, pero estoy demostrando que no es así", señaló Jaimito, quien afuera se manejaba en una empresa de camiones.
Respecto a por qué terminó en la cana, el interno dijo que fue por "las malas juntas, por el copete. Siempre he sido un buen mozo dentro de la unidad y si salgo, afuera será pura familia. Estar acá me ha servido de experiencia para no volver a estar preso".
Su esposa dijo que "estoy contenta, los gendarmes ayudaron harto, se portaron muy bien. Estamos todos contentos acá en la casa. Ojalá que la noche de bodas sea pronto".
"Nunca imaginé casarme en la cárcel, pero no importa, el amor puede más", afirmó la novia.
El alcaide del Centro de Cumplimiento Pentenciario de Osorno, teniente coronel Rodrigo García, indicó que esta boda "es un aliciente para él y para el resto de la población penal, y también una empatía mayor entre la población penal y el personal".
Añadió que "el hombre espera su noche matrimonial. Será dentro de la semana, es algo que se ganó por su buena conducta. Son dos horas".