Es comunicadora, investigadora y Dijéi de reguetón. Tras escribir su libro: "Ciertos ruidos: nuevas tribus urbanas chilenas", hace charlas en las que une el reguetón y el feminismo.
#LibreLindaYLoca conversó con la comunicadora, quien comentó: "Comencé a trabajar el reguetón para mi tercer libro, que trata de ver qué mueve a estos chicos en el 2007 y 2008, de la generación 'Pokemona', qué es lo que los reunía aparte de la estética, qué es lo que había bajo esa mirada superficial que hacían los medios de comunicaciones entonces".
- ¿Ahí asocias ese género urbano al feminismo?
Claro, es que el feminismo es político, es una herramienta de transformación social y también un espacio, desde la horizontalidad, donde podemos generar cambios, desde protocolos hasta denuncias, plantear nuevas leyes, podemos efectivamente mirarnos como sociedad donde no se trata de que la mujer sea mejor que el hombre o al revés, sino que el feminismo aboga porque hombres y mujeres tengamos igualdad de derechos y deberes.
- ¿Cómo planteas esta asociación (para muchos impensada) en tus charlas?
Intento entregar herramientas para que las mujeres que podemos disfrutar de esta música, no tengamos que ser enjuicidas por querer pasarla bien, por querer mover nuestras partes del cuerpo y también para quitarle ese prejuicio al perreo, sobre quiénes son las que perrean.
- ¿A qué te refieres?
A qué tipo de mujeres son las que mueven las nalgas o las bubas o las caderas, ¿es la mujer fácil? ¿es la mujer zorra? ¿es la mujer que quiere acostarse con todos? ¿es una mala mujer? Ese tipo de preguntas me las hago desde un concepto de autodeterminación de la mujer como un sujeto de goce y no un objeto de goce.
- Su mirada le quita la cosificación a este fenómeno musical ¿Ah?
Este vínculo entre feminismo y reguetón, que parece insondeado e irrealizable, desde que la mujer quiere bailar para pasarla bien o para sentirse viva, también es algo relevante dentro del trabajo de hacerse cargo del cuerpo que uno posee.
- Apropiarse del cuerpo ¿O no?
Desde ese sentido, mi llamado al feminismo es a hacernos cargo del cuerpo que tenemos y cómo, a través del baile y del pensamiento, la escritura, el sexo y la masturbación, todos esos son ejercicios que uno puede apropiarse nuevamente desde una mirada feminista poderosa, sobre mi cuerpo y también generosa con respecto al cuerpo del otro.
- ¡Importante batalla esa!
Las feministas jóvenes luchamos por la soberanía del cuerpo, nosotras somos dueñas de nuestro cuerpo y si decido sobre él, al momento de tener sexo, de abortar, de ser o no madre, también puedo decidir si quiero bailar o no; y qué quiero bailar y en qué contexto quiero bailar y si asumo o no las reglas que están dadas para ese ejercicio corporal, que también es un ejercicio ético y político.
Su visión
- ¿Igual las letras son pasadas de la raya?
El ritmo también va a evolucionar con la sociedad en la medida que todo vaya cambiando y que también entren más mujeres, las letras, el ritmo, los cantantes, las estéticas, responden a un proceso cultural social y musical y representan cosas respecto a inquietudes que ocurren, la idea es que ingresen nuevas exponentes, más mujeres al género.
- ¿Cambiarías un poco este género?
No hay que cambiarle nada al reguetón, hay que esperar que evolucione y tomar registro de eso.