Es probable que no conozca a Antonio Becerro, pero por lo menos le suena. Es el artista que diseca perros que recoge de la calle.
El loco ahora por primera vez dejó los cadáveres para participar de la "Trienal Territorial de Artes Visuales", que se realiza en La Pintana al mismo tiempo que el "Festival de Documentales", entre el 25 y el 28 de junio, en la Casa de la Cultura pop.
"Pintacanes" se llama la movida que ironiza con el pirulo festival de cine de Cannes. En la versión chilena la alfombra roja está al lado de carritos de cabritas y de sopaipillas con mostaza.
Becerro está a cargo de la trienal. Fabricó 80 perras en fibra de vidrio, que fueron repartidas entre bacanes artistas y pobladores de la comuna para que las intervinieran a su antojo. Ayer se inauguró la muestra y la variedad de decorados que descansan sobre un mar de sal fue descomunal. Perras transantiaguinas (con acordeón en la guata incluido), perras con corbata, perras satánicas, perras faranduleras... fueron algunos de los diseños.
Becerro quedó contento con el resultado. "Los trabajos de los artistas tienen más ordenación y los de la gente son más puros", opinó.
La perra que encabeza la jauría es de Becerro. Está sobre un pedestal cubierta de ceniza del volcán Chaitén. El amante de los quiltros se conmovió por la suerte de los huérfanos del pueblo fantasma. Cree que la gracia de ellos es que "vencieron el dolor. No tienen amo, ni nombre. Son beatos".
El hambre activó el instinto de supervivencia entre los carnívoros. Becerro se puso en su lugar: "Si yo no tengo alimento, también me comería a una persona. Los perros vienen de los chacales y sólo responden a sus instintos", concluyó el embalsamador.
Sebastián Foncea M.