El Monito original lleva más de 90 años golpeando el vidrio de la vitrina para llamar la atención del público. Ahora tendrá días libres y podrá pedir vacaciones.
Luego de incesantes búsquedas y desesperados rastreos, finalmente apareció el hermano perdido del muñeco original de la sombrerería “Donde Golpea el Monito”, quien llevaba fondeado casi un siglo entre cajas viejas, gorros polvorientos y la mirada de lauchas golosas.
El gemelo del enano maniquí, de sólo 70 centímetros y elegante percha, desapareció en la década de 1920 en extrañas circunstancias, pagando quién sabe qué fechorías, y permaneció recluido por 87 años en las oscuras y frías bodegas del segundo piso.
Tras su extenso cautiverio, el extraviado monigote fue encontrado maltrecho, flaco y con la mirada perdida, pero esperanzado de volver a abrazar a su famoso hermano, quien lleva más de 90 años golpeando incesantemente el vidrio del local de 21 de Mayo 707, en el centro de Santiago.
Si bien los reencuentros siempre son memorables, como el de la serie animada Marco con su madre o la de Melón y Melame después de una lucha de egos, la nueva unión entre estos dos muñecos es sólo comparable a las que hacía Don Francisco en Sábados Gigantes.
La feliz noticia de la aparición del clon del Monito comenzó a gestarse tras el terremoto, gracias a las reparaciones que hubo que hacerle al local por las pifias que generó el remezón de 2010 en la antigua construcción capitalina.
“Dentro de una de las bodegas que no abríamos hace mucho tiempo, de repente aparece él, detrás de las cajas”, explicó Mayte Tamayo, dueña de la sombrerería.
-¿Por qué tantos años en cautiverio?
- No lo tengo muy claro, pero altiro le pregunté a mi padre de por qué arriba había un mono chico re parecido al que está en la vitrina.
-¿Y qué le dijo?
- Me aseguró que ese mono era contemporáneo al otro, y que antiguamente estaba puesto en una vitrina que daba a la calle Esmeralda.
-¿ Qué pecado tan grande se mandaría el mono?
- No sé qué habrá hecho, pero fue confinado cuando cerraron una sección de la sombrerería, y ahí el mono se fue a las bodegas, el año 1925.
- ¿Le dará descanso a su hermano que ha golpeado la vitrina estos 90 años?
- ¡Pero claro! imagínate, el monito empieza a golpear a las 9.45 de la mañana y termina a las 7 de la tarde, más los mediodías de los sábados.
Mucho para un títere abnegado que diariamente recibe el cariño de cientos de personas, quienes se sacan fotos con él e incluso le dedican poemas. Ahora con su hermano espera mejores días y que no lo negreen tanto.
Estos centenarios muñecos venían de Francia, pedidos por una tabacalera, pero el barco se demoró tanto en tocar tierra firme que cuando recaló en el puerto de Chile ya la compañía se había ido a las pailas. Quebró.
Los muñecos quedaron en la aduana y fueron rematados, oportunidad que aprovechó el español José Sordo, bisabuelo de la actual dueña, para adoptarlos y llevarlos hasta su local, donde se instalaron para siempre entre los sombreros.
Esta tradicional tienda santiaguina, ubicada a menos de una cuadra de la Plaza de Armas, ha cruzado el corazón de tres generaciones manteniéndose fiel a su estilo fuera de toda moda, siempre con sombreros de lo más pirulos.
En el año 2010, el Ministerio de Bienes Nacionales la incluyó como parte de la Ruta Patrimonial del Bicentenario, y en 2015 el local soplará 100 velitas.