Según la última Encuesta Nacional de Salud, el 13% de los hombres chilenos tiene alto riesgo de presentar apnea del sueño, y en las mujeres el 4%.
Esta cifra aumenta considerablemente si hablamos de un paciente con obesidad, donde el riesgo puede alcanzar hasta un 35%.
Las personas que sufren esta enfermedad -que se caracterizan por mostrar cansancio al despertar, somnolencia durante el día, ronquidos y pausas respiratorias-, se ven directamente afectadas con el correcto desempeño de sus actividades cotidianas, aumentando considerablemente el riesgo de accidentes laborales y de tránsito.
"Los pacientes que presentan apnea del sueño tienen entre 4 y 6 veces más riesgo de verse involucrados en un siniestro vial.
El síndrome interfiere directamente en la destreza para manejar, ya que las personas duermen mal y tienen torpeza psicomotora, además de somnolencia excesiva diurna", alerta Jorge Jorquera, médico broncopulmonar del Centro del Sueño de Clínica Las Condes.
Sueño y manejo: mezcla peligrosa.
Una de las rutinas diarias de muchos es conducir. Y si para una persona "normal" es complicado levantarse temprano y subirse al auto con el cansancio y la modorra como copiloto, para enfrentar la congestión vehicular que por hoy se vive en las calles capitalinas y también en las grandes ciudades del país, aumentan las posibilidades de verse involucrados en una accidente de tránsito para los que padecen -o que aún no han sido diagnosticados- de la apnea de obstructiva del sueño.
"Esta alteración no sólo puede provocar pérdida de agudeza visual o disminución de los reflejos detrás del volante.
También aumenta la dificultad para mantener la capacidad de concentración y el tiempo de reacción con consiguiente riesgo de perder el control del vehículo.
Es la primera causa de los siniestros viales en Chile", sostiene Alberto Escobar, gerente de Movilidad de Automóvil Club de Chile.
Escobar agrega que "un automovilista promedio toma aproximadamente 16 decisiones por kilómetro conducido, y la calidad de éstas se puede ver alterada por esta condición.
Se cometen más errores, principalmente en el seguimiento de trayectorias y en el control de la velocidad".
Agrega que "la fatiga y somnolencia tiene una estrecha relación con la alteración del sueño, y esta es un epidemia oculta que se da en todo tipo de conductores, incluso en los profesionales".
Según comenta el especialista, además de aumentar el riesgo de este tipo de accidentes, la enfermedad conlleva "importantes consecuencias físicas, psíquicas y emocionales que afectan directamente la calidad de vida del paciente y su entorno.
Esto produce mayor riesgo de enfermedad y mayor mortalidad que las personas sin Apnea del Sueño", contó el profesional.