Para muchos la combinación de la política y el metal es como la de una modeloca con puntaje nacional, es decir, rarísimo. Pero ojo, que el periodista del 13, Álvaro Paci, puede decir lo contrario.
El apóstol se peina a diario con los temas contingentes del Palacio de La Moneda y, aunque usted no lo crea y lo vea bien ordenadito a través de la pantalla enana, en su tiempo libre se engolosina con los ensayos de su banda metalera “Enigma”, donde le da como caja al punteo de su guitarra. ¡Yeah!
“En marzo del 90 empezamos la banda junto a tres amigos. Queríamos rescatar el sonido clásico de grandes nombres del heavy metal”, le cabecea a La Cuarta, la gutural, el también lector de noticias del Teletarde.
A lo largo de su carrera con “Enigma”, Álvaro Paci fue protagonista del crecimiento de la escena metalera en Chilito, vio en palco VIP la censura de la iglesia católica y el gobierno de la época a la primera visita de “Iron Maiden” a Chile. Mientras que del otro lado de la trinchera, informó del brutal asesinato de Rodrigo Orias al padre Faustino Gazziero, en la Catedral Metropolitana, en el 2004.
“El tema de Orias fue un caso muy delicado, porque tuvo gran revuelo, pero después entraron factores siquiátricos. Sin embargo, creo que ese estigma ha cambiado porque el metalero ya no es el anarco que tiene un parche en su chaqueta, sino que es un profesional, al que le va bien en su trabajo. Y el mercado se dio cuenta de eso”, asegura.
A LA VANGUARDIA
En esa volá, el movimiento metalero criollo está a la vanguardia y, según dice, le collerea el primer lugar a Brasil a nivel sudamericano.
- ¿Por qué le gusta puntear, pillín?
- ¡Jajaja! Es que no tengo mucha voz. En el metal debes ser virtuoso y nuestro cantante ha estudiado hasta con Tito Beltrán. Yo no tengo ese talento.
- ¿Cómo se portan los chascones locales?
- En los 90 las tocatas eran complicadas. Recuerdo que por 1993 tocamos frente a un público hostil y zafamos, pero el grupo que vino después fue al choque. Sólo recuerdo que los músicos tenían una guitarra rosada y a la salida vimos un auto dado vuelta.
- ¡Chaaaaa!
- Pero ahora es distinto. Eso fue porque no teníamos cultura de conciertos Ahora se hacen tocatas todos los fines de semana a precios asequibles para el público. Eso sí, a la escena le falta un poco más apoyar las bandas nacionales.
- ¿Qué pasó con la chasca y la ponchera cervecera?
- Eso da lo mismo. La pasión se lleva por dentro.
- ¡Yeahhhh!