La devoción de los africanos de Burkina Faso por Arturo Vidal fue más allá de lo que uno se pueda imaginar.
Si en el túnel camino a los camarines, los seleccionados le pidieron la camiseta, el buzo y casi los calzoncillos al "Rey" en medio de un millón del selfis.
Pero lo cuático fue que la histeria siguió en el vestuario y uno llegó a pedirle los zapatos. ¡Ídolo!
Por suerte Vidal no terminó a potopé ya que los guardias calmaron la situación y le pidieron a los de Burkina que pararan el mambo.