"La violencia es mala, y quien siembra violencia cosecha destrucción, dolor y muerte. Nunca justifiquemos ninguna violencia", sostuvo Celestino Aós.
El arzobispo de Santiago, Celestino Aós, lamentó que dos iglesias de la capital hayan sido destruidas y quemadas en medio de las manifestaciones que se desarrollaron en el marco de la conmemoración del 18-O.
"La violencia es mala, y quien siembra violencia cosecha destrucción, dolor y muerte. Nunca justifiquemos ninguna violencia", inicó el monseñor.
Además, recordó que "hace un año sufrimos un estallido de violencia que nos causó tanto dolor personal, y tanta destrucción material que pensábamos habría sido una lección amarga y fuerte. Nos ha costado reconstruir las instalaciones, y ha exigido a los más empobrecidos sacrificios e incomodidades constantes; se les hizo la vida más penosa".
"Los pobres son los más perjudicados. Esperábamos que no se repitieran esas acciones y esas imágenes. Las acciones violentistas y las imágenes vandálicas las padecemos de nuevo hoy. Sentimos la destrucción de nuestros templos y otros bienes públicos; pero sentimos sobre todo el dolor de tantas personas chilenas de paz y generosidad. Esas imágenes no solo impactan y duelen en Chile, sino que impactan y duelen en otros países y otras gentes del mundo, especialmente hermanos cristianos", añadió.
Llamado
Finalmente, realizó un llamado a los feligreses de la Parroquia de la Asunción de la Virgen María y de la parroquia de Carabineros. De hecho, les pidió no perder "la fe ni la esperanza: el amor es más fuerte, el amor es más fuerte".
"A todos ustedes, queridos feligreses de Santiago, a todos ustedes queridos chilenos y gente de buena voluntad y amante de la paz, les suplico: basta, basta de violencia. No justifiquemos lo injustificable. Dios no quiere la violencia. Nos encontraremos para hacer como comunidad creyente actos de desagravio y de reparación. Ahora los invito a la oración, a purificar nuestro corazón para que no se nos meta ni el deseo de revancha, ni el rencor, ni el odio, ni la violencia. Hoy, con más fervor, junto a la Virgen del Carmen recemos "Haz de mí un instrumento de tu Paz…", Benditos los que trabajan por la paz, benditos los que hoy pueden cerrar la jornada diciendo: he trabajado por un Chile mejor, he trabajado construyendo paz", concluyó.