La "celebración" ocurrió el pasado 1 de mayo, pero culminó con peleas, borracheras y funcionarios caminando en ropa interior.
Un escándalo de aquellos ocurrió la noche del 1 de mayo en la Escuela de Gendarmería. Los fuertes gritos y desórdenes desde las habitaciones alertaron al capitán del Grupo Especial de Antimotines. Y es que algo ocurría con los funcionarios de regiones que se encontraban hospedando en el recinto ubicado en la comuna de San Bernardo.
Según una investigación de Radio Bío Bío, lo que comenzó como un asado no autorizado en dicha escuela culminó de la peor manera. Exceso de alcohol, peleas y hasta amenazas con un sable. Un escándalo de proporciones que obligó a la institución a iniciar un sumario interno.
"Tras una serie de llamados telefónicos, un capitán y luego el subdirector del recinto llegaron al lugar. Intentaron ingresar a las habitaciones, pero un grupo de funcionarios los detuvieron. Luego de forcejeos de ambas partes, lograron entrar", reveló el citado medio.
"La escena era llamativa: uno de los gendarmes se paseaba sólo en bóxers y con las botas institucionales, además de una polera deportiva. Otros estaban pasados de copas y alterados. Los superiores intentaron conocer la razón del escándalo y terminaron hallando 78 latas y 10 botellas de cerveza, otras dos de vodka, dos de whisky, una de pisco y una de vino tinto. Todas vacías", detallan.
Al lograr ingresar, los funcionarios ofuscados comenzaron a discutir con sus superiores. "Todo derivó en una discusión que subió de tono rápidamente y terminó con amenazas, insultos y un intento de agresión con el sable institucional, según contaría más tarde uno de los involucrados", relatan.
Amenazas de suboficial
El reportaje también reveló documentos donde se aprecian extractos textuales de las amenazas propinadas por el suboficial Óscar Martínez y otros funcionarios, quienes iniciaron el asado sin permiso.
"Yo no voy a estar pidiendo permiso para hacer un asado, yo no soy alumno", soltó. Cuando se le pidió detener el escándalo, éste contestó: "démonos los teléfonos y arreglamos afuera".
Luego de una álgida discusión, Martínez continuó con las amenazas, incluso fue más allá. "Finalmente intentó agredirlos utilizando su sable institucional, el cual desenvainó al interior", sin lograr "sus intenciones al ser retenido por parte del mismo personal de refuerzo de regiones que habitaba las dependencias", consignó el documento.
Ante el escándalo, el teniente coronel Helen Leal pidió disculpas a nombre de la institución.
"Gendarmería de Chile, como institución, reprocha tajantemente este tipo de situaciones, porque enlodan la imagen institucional. Y mayor aún, no representan a los más de 20 mil funcionarios de Gendarmería que con motivo de la contingencia sanitaria han trabajado de manera comprometida y abnegada en cada uno de los penales del país", declaró.