De la peor manera terminaron las soñadas vacaciones de un joven estudiante mendocino que se pegaba su primer pique solo junto a cuatro amigos a Reñaca, en Viña del Mar.
Tras la desesperación de su familia, que viajó desde Argentina para colaborar en la búsqueda del cabro, en la tarde de ayer sus parientes perdieron la última luz de esperanza luego que el Servicio Médico Legal de Valparaíso confirmara que los restos de una persona que el pasado jueves cayó a la línea del metro porteño correspondían a Julio Roberto Soto Pérez (22).
El alumno de la carrera de Contabilidad en la trasandina Universidad Maza, quien también trabajaba como mesero en un local, había llegado a nuestro país el 16 de enero, entusiasmado por las virtudes turísticas y el entrete ambiente veraniego de la Región de Valparaíso.
El lolo viajó junto a un piño de 4 yuntas del barrio, quienes se conocían de potrillos y eran amigos de toda la vida, pero un encontrón con sus socios marcaría para siempre lo que debía ser flor de paseo.
De acuerdo al relato de sus amigos, el miércoles 19 Soto estaba con la mansa caña y no quiso salir a la playa con el grupo, por lo que se quedó arranado en la cabaña que arrendaban en Reñaca, en calle Balmaceda 840.
En la tarde, una supuesta crisis de pánico luego de quedarse encerrado en el inmueble lo habría dejado marcando ocupado y con ganas de mandar todo a la punta del cerro.
"Cuando llegamos estaban todos fuera de nuestra cabaña y él estaba alterado, pero cuando nos vio se tranquilizó. Cuando llegamos salió, nos saludó con un beso a cada uno, nos pidió disculpas, que nos quería mucho y de ahí se calmó", contó su amigo Fabricio Campagnaro, quien regresó a la casa cerca de las 19 horas de ese día.
Finalmente, muy choreado, Julio armó su maleta, dejó la plata para pagar el arriendo y se echó al pollo piolita cerca de las 21 horas, sin que sus amigos lo vieran.
El jueves 20, al Servicio Médico Legal de Valparaíso llegó el cadáver no identificado de un joven que fue arrollado por el tren en la Estación Bellavista de Merval. Una de las particularidades del cuerpo es que, previo al atropello, le faltaba una falange del dedo meñique. Ese fue el detalle que destruyó las últimas esperanzas de la familia de Julio.
Sin conocer el trágico final de su amigo, los compadres de Soto interpusieron el viernes 21 de enero una denuncia por presunta desgracia por la misteriosa desaparición del estudiante. La constancia implicó que ambas policías comenzaran a buscar por cielo y tierra al joven turista argentino, hasta que ayer su familia reconoció sus restos.
LAS VACAS QUE TERMINARON EN TRAGEDIA
* Lunes 17: Julio Soto junto a sus cuatro amigos llegó a su cabaña ubicada en calle Balmaceda, en Reñaca. El lolo almorzó, fue a la playa y salió de carrete. Después de desempacar, el estudiante llamó a su madre para contarle detalles de su llegada.
* Miércoles 19: Cuando cacha que se quedó encerrado en la cabaña sufre una crisis de pánico. Cerca de las 21 horas desaparece.
* Jueves 20: El joven trasandino se lanza al metro porteño.
* Lunes 24: Familiares reconocen a Julio como el hombre N.N. que se tiró al metro en el puerto.
LO BUSCABAN POR UN DEDITO INCOMPLETO
Luego de notar que su amigo había desaparecido, los mendocinos se comunicaron con los padres de Julio y les contaron el dramón. Muy urgidos, los taitas del estudiante viajaron directamente desde Mendoza el mismo jueves 20, y una vez en Reñaca repartieron volantes y pegaron carteles con la foto del joven.
"Dentro de la investigación, una característica de la persona buscada era que le faltaba una falange en una de sus manos", dijo el comisario de la PDI, Osvaldo Salinas, tras confirmar que el cadáver del metro efectivamente correspondía al universitario perdido.
En primera instancia, el cuerpo fue ingresado al Servicio Médico Legal como un vagabundo N.N. que se lanzó de forma voluntaria a las vías.
MAMÁ DICE QUE ÉL NO TOMABA REMEDIOS
La desesperada reacción de Julio Soto al verse encerrado en la cabaña que arrendaron en Reñaca se habría gatillado luego que sus cuatro amigos salieron de la casa y dejaron un candado sobrepuesto en la puerta de seguridad, artículo que un tercero habría cerrado pensando que a los turistas se les había quedado abierto por un olvido.
Como el joven se había quedado durmiendo, cuando despertó se dio cuenta de su cautiverio y se lo tomó muy a mal, con una crisis de pánico.
Sandra Pérez, madre del estudiante, relató que su hijo al verse encerrado comenzó a conversar con otras dos niñas mendocinas, quienes trataron de contenerlo. Dentro de la conversación, él les habría dicho que viajaría hasta Viña porque quería comprar un pasaje.
En un momento, el descontrol de Julio fue total y gran parte de los veraneantes que arrendaban en el lugar se percataron que el mendocino estaba encerrado y muy nervioso, pero no les quedó otra que esperar que sus amigos llegaran de vuelta de la playa y abrieran el candado.
"Mi hijo no estaba tratado de nada, no tomaba medicación, a lo mejor ésta era la primera vez", dijo desconsolada la madre, quien en medio del dolor trataba de comprender lo ocurrido.
PRENSA TRASANDINA LE DIO CALETA DE COBERTURA AL DRAMÓN
Como un caso que no tiene precedentes calificaron los apóstoles de la prensa argentina las circunstancias que llevaron a la muerte del mendocino Julio Roberto Soto, estudiante de Contabilidad de la Universidad Juan Agustín Maza.
Los medios trasandinos brindaron gran cobertura a la muerte de Soto señalando que se trata de "un caso único", según opinó la periodista de Diario Uno de Mendoza, Roxana Villegas.
"En los seis años que tengo cubriendo periodismo policial, es la primera vez que me veo ante un hecho así", sostuvo la apóstol.
Su colega del portal "26 noticias", Ronel Sczwarc, indicó que "lo de Roberto acarreó mucha expectación en los noticiaros argentinos. Es raro que se hable de una discusión y luego la mamá lo niegue".