Atenti goce, pero no pajaree persiguiendo al monito

A continuación los cinco peligros más frecuentes que tiene este entretenido juego, pero que hay que practicarlo con cuidado. En Chile quedó la esposa del zorro y en el mundo ya es parte de la vida cotidiana. Por esa mismita razón es que tiene que leer lo que viene...

Cáchese su plan de datos: Es piola jugar cazando bichos, pero con un plan de datos se le irá la cuenta a las nubes. Aproveche zonas Wi Fi o cómprese unas tarjetas de prepago, que vienen con la aplicación gratis. Igual varios operadores tienen planes especiales. Consulte.

Accidentes: Hace unos días publicamos en La Cuartita que un socio se sacó la cresta en el auto por andar mirando el Pokémon Go. O maneja, o se baja del toco para ir a cazar. Pa' los cabros chicos, también es probable que si están pegados al celular puedan meter la pata a un hoyo y sacarse la xuxa. Hasta el mono amarillo se reirá. Árboles, plantas, arbustos, letreros de tránsito están esperándolos para que los charcheteen, y esas figuras no las muestra el juego.

Zonas privadas: Aquí si que hay que tener filtro, sobre todo los más chicos. Hay lugares privados y públicos. En los últimos no hay drama para andar agarrando monos, pero no se vaya a meter a los antejardines de las casas, que lo pueden echar a PLR. Y ojo con los denominados "Gimnasios" que aparecen en el juego. A veces son iglesias, colegios o lugares imposibles de entrar. No ingrese. Lo pueden meter hasta preso por culpa de un monito.

Los depravados de siempre: Para los papis, ideal que acompañen a sus cabros chicos. En la calle también no faltan los depravados, mente sucias y pedófilos buscando víctimas. Han denunciado casos de tipos que se las dan de expertos en el juego y lo único que desean es atrapar a menores con fines cochinos.

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