Banda choreaba con guagua mula en Chiloé

Recluido en un centro del Servicio Nacional de Muñecos (Senamu) quedó un lactante monigote que lideraba una peligrosa banda delictual en Chiloé, quien fue capturado por Carabineros tras su último golpe.

Pese a su corta edad, el precoz e inanimado antisocial sería además el cerebro de la organización y, a pesar de los denodados esfuerzos del personal de la Subcomisaría Quellón, el perla ha guardado estricto silencio y se ha negado a declarar en contra de sus cómplices.

El malvado chicoco, identificado por la policía con las iniciales M.U.L.A., fue detenido junto a cuatro humanos que utilizaban sus infantiles encantos como una traicionera fachada.

De acuerdo a la información recabada por los uniformados, mientras él despertaba la ternura de guardias y clientes de los supermercados en la isla, sus compañeros de delitos aprovechaban de dar los zarpazos.

Pero la breve carrera delictual del deshonesto enano, quien infringe la ley desde que una cigüeña de trapo lo trajo de París, quedó truncada gracias al agudo sapeo de una empleada de un súper de Quellón, quien cachó que el pergenio andaba en malos pasos.

Operación peineta

"Recibimos un llamado telefónico denunciando la presencia de estas personas sospechosas, quienes notaron que habían sido detectados y se dieron a la fuga desde el supermercado", explicó a La Cuarta el capitán Aymer Henríquez, jefe de la Subcomisaría Quellón.

Tras el aviso, los verdes hicieron una operación peineta por el sector y encontraron a una mujer, tres hombres y un bebé haciéndose los locos frente a la Feria Artesanal de Quellón, por lo que les echaron el guante.

Para tratar de sacarse los pillos, la muy fresca hacía el loco paseando el coche, le tiraba besos al querubín y hasta le sacaba los chanchitos, pero el fino olfato policial no compró grupos y registró igual nomás a la patota. Y los efectivos casi se van de espaldas con el hallazgo.

"Lo que parecía una guagua era en realidad un pilucho que habían rellenado con ropa, trapos y calcetines. Además, le pusieron hasta unas botitas en los pies, para intentar pasar inadvertidos en su actuar delictual", detalló muerto de la risa el capitán Henríquez.

"Nunca habíamos visto algo similar en la isla. En realidad nos llamó harto la atención. Además, también tenían un cartón que simulaba estar enrollado, pero era hueco y con tapas, para ocultar la mercadería robada", contó el oficial.

Con toda la evidencia, los polis lacearon al muñeco, la mujer, los tres hombres y recuperaron 300 lucas en mercadería robada.

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