Banda de bolis la rompe cantando gloria al Pulento

José Luis Melgar (30) jura de guata que no sería capaz de concebir su vida sin la música. El hombrón, que es un clon de Tito el Bambino, compone desde los 14 años en su natal Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, aunque ahora sus temas recorren el mundo entero. El católico, eso sí.

Melgar y su banda, los Sebaot, se han convertido en iconos de la música cristiana gracias a sus mezclas de cumbia, reggae y ska, con las que hacen gozar a todos los lolos que llevan a Don Jecho en el cuore, carretean sano, con juguito natural y sin ponceo.

Pero la llegada del músico boli a la música favorita de Ned Flanders no fue un simple pasito más en su vida sino que el resultado de una complicada niñez que lo tuvo al borde del suicidio pero que lo llevó también a ser pastoreado por el Pulento.

"A los siete años me escapé de mi casa y me fui a vivir a la calle. Tuve que robar para poder comer, pedir limosnas y taparme con cartones para zafar del frío", recordó el artista.

"Entre los 10 y los 14 años estuve internado para poder recuperarme de mi adicción a la calle y al libertinaje. Fue ahí que caí en una profunda depresión porque no sabía qué hacer con mi vida", agregó.

Paralelamente, el boli comenzó sus acercamientos con el mundo de la música y tiempo después lanzó su carrera de cumbianchero con la que llegó, incluso, a tocar con artistas connotados de América.

"Durante mi carrera en la música popular tuve la oportunidad de tocar con músicos importantes como Juanes y Montaner, pero todavía sentía en mi vida el vacío de la soledad. Algo me faltaba para ser feliz", contó.

A punto de atentar contra su propia vida, José Luis recibió una invitación a un retiro espiritual que cambió sus planes radicalmente. Según cuenta, ese día fue llamado por el mismísimo Dios a ser su servidor.

"Sentí un ardor en mi corazón que me hacía querer cantarle a Dios, fui componiendo canciones sin darme cuenta", relató el titán que decidió de una dar el salto y dedicarse a tiempo completo a ser músico cristiano.

La conversión del Tito boliviano fue completa. Cambió a su antigua banda por músicos pertenecientes a su comunidad católica y sus letras se llenaron de mensajes esperanzadores y de redención que se convirtieron en exitazos religiosos.

"En poco tiempo tuve temas pegando en Perú, Chile, Brasil, México y Argentina pese a que nunca había salido de Bolivia", se cacheteó el titán.

Todo el potencial de José Luis Melgar y su banda Sebaot los hicieron acreedores del honor de tocar en una nueva versión de la Fiesta de la Resurrección, un brillo que la Vicaría de la Esperanza Joven (VEJ) celebra durante Semana Santa en plena Plaza Italia, previo al domingo santo.

Los músicos bolis eran los encargados de cerrar el evento que esperaba a 10 mil jóvenes y que también contaba con la participación de Los Peregrinos de Sión, Pablo Cifuentes "el reggaetólico", Marcela Gael y Romina González.

"REGGAETÓLICO" LLEVA EL MENSAJE DIVINO A LOS JÓVENES

"Partí con mi música hace cuatro años y ha sido un camino bien vertiginoso y loco porque hemos viajado mucho. Nuestras canciones han traspasado fronteras sin querer", explicó Pablo Cifuentes (24), más conocido como el reggaetólico.

El compipa cantaba en el coro de su iglesia en Temuco cuando se decidió a llegar a los jóvenes con ritmos más contemporáneos. Ayer, junto a su DJ Rodrigo Flandes (18), eran los encargados de llenar de flow el escenario que la Vicaría de la Esperanza Joven levantó en Plaza Italia.

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